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Tocón party

El mono sanmartinense que es perseguido por cazadores y arrinconado por la deforestación, está hoy de fiesta. Sus defensores, en su cuartel moyobambino, estuvieron una semana entera con una serie de actividades que hoy llegan a su fin. Esta es una crónica muy mona. ¡Saludos tocones!

Por Martín Vargas

La primera vez que vi un mono no fue en vivo ni en directo. Se llamaba Amedio y era el compañero de Marco, el insufrible niño que buscaba a su mamá por aire, mar y tierra y que masificó el anime en Latinoamérica a la hora del lonchecito.

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Pero ese mono, mitad langur, mitad tití, no fue mi preferido. Algunos años después, cuando mi generación se amanecía viendo películas durante la Teletón, descubrí una representación más digna de los primates. César, el chimpancé chúcaro de El planeta de los simios (EEUU, 1968) es el referente. Y lo es porque se rebeló contra el sistema, porque escapó de la zona de confort y dejó cientos de jaulas abiertas.

Una visión libertaria que no compartían los guionistas de la millonaria serie Friends, quienes no tuvieron mejor idea que meter a Marcel, un capuccino hembra, para que sea el amigo de Ross. ¿Y cuál fue la suerte del primate? Pues terminó en el zoológico porque era demasiado travieso para los yuppies neoyorquinos.

Sin querer queriendo, la serie promocionaba un delito, servía de marquesina para una realidad aberrante que en nuestro país aterriza con cifras escalofriantes pues de cada mono que llega a una casa para ser mascota, nueve mueren durante la captura y transporte, según estadísticas del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor).

Y dentro de los monos peruanos más vulnerables hay uno que justo hoy, 11 de agosto, está de cumpleaños. Se trata del mono tocón, una de las tres especies de primates únicas del Perú y que en Moyobamba tiene a un pequeño pelotón de escuderos agrupados en el Proyecto Mono Tocón.

Profesionales de distintas áreas se dedican a la investigación, cuidado y al monitoreo de esta especie que es endémica de San Martín y que enfrenta un drama real: más del 50% de su hábitat ha sido destrozado por taladores ilegales y los sembríos de palma, cacao, café y otros menjunjes traídos de afuera para acabar con nuestra amazonía.

Pero, sin duda, una de las principales acciones que realiza este colectivo de soñadores y tercos defensores del callicebus oenanthe, es la sensibilización con la propia población san martinense. Mediante dinámicas, publicaciones, talleres y capacitaciones, se está logrando cambiar el chip de la gente y convertirlos en defensores de este primate que sólo tiene 5 mil kilómetros cuadrados de hábitat y cuyo principal depredador es el humano bárbaro que lo caza para alimentarse y que trafica con la especie.

El problema se acrecienta por la propia naturaleza del tocón que habita en zonas bajas que llegan sólo a los mil 300 msnm. Y entonces ahí surge otro enemigo: la agricultura extensiva que fragmenta bosques generando el aislamiento genético del primate.

Naturaleza tocona

Según Julio C. Tello, investigador de Amazónicos por la Amazonía (Ampa), la estructura social de los tocones responde a pequeños grupos familiares de una pareja y hasta dos crías. Sin embargo, en zonas deforestadas el tamaño del grupo puede aumentar como necesidad de protección, comportamiento que va en contra de su espíritu territorial liminar.

Las parejas tienen solamente una cría por año y dentro de las 48 horas posteriores al nacimiento, ocurre algo muy peculiar, pues es el macho quien empieza a transportar y cuidar a la cría, en tanto que los juveniles la cargan en periodos restringidos.

Otra característica muy peculiar de los tocones es el cruzamiento de colas o tail-twining, típica demostración de afecto. Cuando los miembros de una familia se van a dormir, buscan una misma rama y cruzan sus colas. Esto parece servir para estrechar lazos familiares en su estructura social.

“Todas las especies de tocones son monógamos. Son muy territoriales (para marcar su territorio realizan vocalizaciones diarias por la mañana y tarde). Se alimentan de frutos, brotes de hojas, flores e insectos. Sus depredadores naturales son pequeños felinos y aves rapaces”, sentencia Jossy Luna, compañera en jefa del Proyecto Mono Tocón que opera en la amazonía desde el 2007.

Precisamente este colectivo realizó un estudio sobre la distribución, taxonomía y estado de conservación de la especie. La data subrayó que el área de distribución tendría como límite sur el río Huayabamba y que su distribución se extiende al Bajo Mayo y al Huallaga Central. Pero la especie se distribuye mayormente en las cuencas del río Mayo y Huallaga.

Ese el mono tocón, catalogado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en peligro crítico de extinción y como una de las 25 especies de primates más amenazadas del mundo. Ese es el mono tocón, un orgullo san martinense que por ahora tiene un puñado de chúcaros defensores, pero que en pocos años tendrá nuevas generaciones de tocon lovers. Así sea.   

En rumbo: 

 Se llama “Tocón”, porque emite un sonido muy parecido al “tocotocotoco”. La especie fue registrada por Thomas en 1924.

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