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La muerte acecha al mono tocón peruano

Mono Tocón. Mirada tierna de esta especie endémica de San Martín. Foto: Proyecto Mono Tocón

Perseguidos por cazadores que les quitan sus crías para que sean «mascotas», los monos tocones son una especie en peligro de extinción y una de las tres clases de mono oriunda del Perú.

Por Martín Vargas

Cuando la carne de venado comenzó a escasear por la brutal cacería con retrocargas, el apetito apuntó al pequeño y peludo mono tocón. Conocido como el Titi de San Martín, esta especie se convirtió en blanco de las manos negras. Lo comenzaron a cazar para comerse su carne y robarles sus crías, muchas de las cuales terminaban en zoológicos particulares o al pie de un peque peque para que te tomes un selfie por 10 soles.

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Esa es la purita verdad. Pero el otro gran enemigo de este primate oriundo del Perú, y endémico de San Martín, es la pérdida de su hábitat por la tala ilegal y la agricultura. Según estudios de organizaciones ambientalistas como el Proyecto Mono Tocón, sólo el 44 % (6.500 km²) del hábitat original del mono tocón permanece intocable. Si consideramos que la estimación de la deforestación anual es de 250 km², el hábitat actual sería sólo de 5 mil km².

Y eso también obedece a la naturaleza de esta especie, acostumbrada a vivir en las zonas bajas de la selva y que, desafortunadamente, colindan con zonas urbanas. Allí, y camuflados en las copas de los árboles, establecen sus dominios y consiguen sus alimentos favoritos, como frutas, algunas hojas y flores, además de los insectos.

En suma, habita en zonas bajas que llegan hasta los mil 300 msnm, pero en densidades bajas. El mayor problema que viva en estas zonas bajas es la agricultura extensiva (arroz, café y cacao) que ocasiona un paisaje desordenado. Es decir, pequeños fragmentos de bosque que generan el aislamiento genético de la especie.

El gran problema de la especie es que habita en zonas bajas, lo que los vuelve vulnerables a la caza furtiva. Foto: Julio C. Tello

Según Julio C. Tello, investigador de Amazónicos por la Amazonía (Ampa), la estructura social de los tocones responde a pequeños grupos familiares compuestos por una pareja y hasta dos crías. Sin embargo, en zonas altamente deforestadas el tamaño del grupo puede aumentar como necesidad de protección, comportamiento que va en contra de su espíritu territorial.

Pero ya hablando de vida, podemos puntualizar que las parejas reproductoras tienen solo una cría por año. Dentro de las 48 horas posteriores al nacimiento, el macho empieza a transportar a la cría, en tanto que los juveniles la cargan en periodos restringidos. El espulgamiento o grooming es común entre ellos, especialmente al final del día, justo antes de dormir.

Otra característica muy peculiar de los monos tocones, y que no tienen otros primates, es el cruzamiento de colas o tail-twining, típica demostración de afecto. Cuando los miembros de una familia se van a dormir, se aproximan en una misma rama y cruzan sus colas. Esto parece servir para estrechar lazos familiares en su estructura social.

«Todas las especies de tocones son monógamos. Son muy territoriales (para marcar su territorio realizan vocalizaciones diarias por la mañana y tarde). Se alimenta principalmente de frutos, brotes de hojas, flores e insectos. Sus depredadores naturales son pequeños felinos y aves rapaces; sin embargo, el tocón habita en áreas con mucha presión antrópica donde los pequeños felinos ya no existen y son los animales domésticos (como el perro) que se vuelven una amenaza», nos cuenta Jossy Luna, coordinadora del Proyecto Mono Tocón.

De San Martín, su mono

Los estudios hablan claro e indican que el mono tocón es una especie endémica de San Martín. El 2007, el Proyecto Mono Tocón comenzó un extensivo estudio sobre la distribución, taxonomía y el estado de conservación de la especie. Esa investigación puso de manifiesto que el área de distribución tendría como límite sur el río Huayabamba y que su distribución se extiende al Bajo Mayo y al Huallaga Central.  Pero la especie se distribuye mayormente en las cuencas del río Mayo y Huallaga.

 

El área de conservación de Pucunucho es uno de los hábitat del mono tocón. Se estudia su comportamiento y lo protegen de los cazadores. Foto: Ampa

«Otro estudio nos dice que hay 27 individuos en la zona de conservación privada “Pucunucho”. En el Alto Mayo (área privada “Tarangue”), habría 1 individuo por hectárea. Aún no podemos estimar el número de individuos que quedan de la especie pues habita ambientes fragmentados de diferentes tamaños. Podemos decir que su número ahora es más alto (por su presencia en fragmentos), pero su verdadero problema es la viabilidad ya que estas poblaciones no pueden migrar o muchos de esos territorios serán convertidos en áreas de cultivo», apunta Jossy.

El Programa Nacional de Bosques del Ministerio del Ambiente estima que entre el 2003 y 2013 el Perú perdió 1.306.507 hectáreas de bosques amazónicos. Según el reportaje, San Martín representa el 20% de esa destrucción, equivalente a cinco veces el tamaño de Singapur.

«Hace 10 años cuando iniciamos el proyecto, no se conocía la distribución del mono y los pobladores desconocían el valor de la especie. Ahora, podemos decir que nuestro impacto se ha dado en la generación de información científica de la especie. Ampliamos el rango de distribución, realizamos estudios de comportamiento en diferentes hábitats y ahora conocemos mejores rutas para conectar áreas grandes donde habita la especie. Pero si algo trascendente hicimos en lo social, fue que la gente se identifique con la especie y la asuma como algo que tienen que cuidar. Logramos que se creen y se apoyen a las áreas de conservación de la especie», sentencia Jossy Luna.

#ACPPucunuho #VivePucunuchoUna acción poco frecuente de ver; una familia de tocones y un perezoso de tres dedos juegan y compiten por el alimento en un árbol de cético.

Posted by ACP Pucunucho on Wednesday, June 21, 2017

Los datos:

Se llama “Tocón”, porque cuando «habla» dice «tocotocotoco». La especie fue registrada por Thomas en 1924.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha catalogado a la especie como en peligro crítico de extinción y la declaró como una de las 25 especies de primates más amenazadas del mundo.

 

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