Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia, entró en alerta ambiental luego de que sus autoridades no pudieran dispersar los contaminantes detectados en el aire durante cuatro días.
Para contrarrestar la contaminación del aire que azota a Medellín, los alcaldes de sus municipios restringieron la circulación de automóviles particulares, camiones y motocicletas en horarios determinados, y ordenaron a los colegios públicos que suspendan “las actividades físicas y recreativas al aire libre hasta tanto las condiciones atmosféricas cambien”.
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Un informe de la CNN reveló que los ciudadanos de Medellín, estarían respirando 63 gramos de materia particulado 2,5 (polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento y polen, entre otros, que se encuentran en suspensión en el aire) por metro cúbico de aire, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que para respirar un aire sano no debería sobrepasen los 10 microgramos.
Las autoridades exigen al gobierno colombiano “liderar el proceso de mejoramiento de combustibles que se distribuyen en el país”.
Según cifras oficiales, el 79 por ciento de la contaminación en la capital del departamento de Antioquía, proviene de fuentes móviles y el 21 por ciento restante de la industria.
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