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Cultura

Pequeños guerreros ashaninkas

En pleno corazón del Vraem, jóvenes ashaninkas que habitan en zonas de alto riesgo, aprenden técnicas marciales que les cambiarán la vida.

Junior Dávila / Fotoperiodista

En Puerto Ocopa (Satipo, Junín) en pleno corazón del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, se ha montado un campamento de muay thai, donde  jóvenes ashaninkas aprenden este arte marcial de origen tailandés para ser campeones en la vida.

En el Vraem, un campamento de Muya Thai enseña disciplina deportiva a jóvenes ashaninkas. Foto: Junior Dávila

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Esta iniciativa es impulsada por Juan Rubín, psicólogo y fundador de Zona de Cambio, una organización que trabaja en localidades de alto riesgo, con el propósito de prevenir y reducir la delincuencia juvenil, el consumo de drogas y el pandillaje.

La historia del campamento comenzó en un albergue que brinda educación, alimentación y ayuda espiritual a niños huérfanos de Satipo. Por casualidades del destino, llegó una menor ashaninka que se encontraba enferma. Ella fue atendida de forma desinteresada por los integrantes de la asociación.
La iniciativa espera elevar la autoestima de jóvenes ashaninkas con la practica de artes marciales. Foto: Junior Dávila
Al final la menor resultó ser la nieta del jefe de la comunidad de Monterrico. Esa fue la carta de presentación para que Zona de Cambio ingresara a la comunidad, ya que en agradecimiento le donaron al albergue un terreno de cuatro hectáreas, entonces, surgió la idea montar el primer campamento de muay thai en la selva peruana.

La iniciativa tiene como finalidad que los jóvenes incrementen su autoestima con la práctica de las artes marciales y logren superar las dificultades de la vida con valentía y perseverancia, como campeones.

Con la puesta en marcha de este campamento se busca que jóvenes ashanincas tengan un liderazgo positivo en sus comunidades y se alejen de las redes del narcotráfico. Foto: Junior Dávila

Queremos que sean líderes positivos en su comunidad y modelos a seguir. En un momento van a crecer y tendrán otra mentalidad, una mentalidad emprendedora, con otras opciones y no dedicándose a algo negativo como el narcotráfico. Así, con capacitación adecuada, tendrán la oportunidad de abrir sus propios negocios. Ellos no se rendirán”, explica Rubín.

Con el campamento se busca, también, aprovechar los atractivos de la comunidad, dedicada básicamente a la agricultura. La idea es fomentar y emprender un proyecto de turismo vivencial en el que los visitantes puedan convivir con los nativos, hospedarse en la zona, practicar deportes (muay thai, yoga, bicicleta rapel) y conocer la cultura, de esa manera se comprometerían con el desarrollo de la selva.

La idea apunta a que el campamento se convierta en un lugar apto para turismo vivencial y los amantes de las disciplinas deportivas marciales. Foto: Junior Dávila

En la actualidad, Zona de Cambio cuenta con dos campamentos en el VRAEM, uno en Puerto Ocopa y otro en Monterrico. La expectativa es que esta iniciativa se amplíe a Ayacucho y Cusco.

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