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Destinos Largos

El nuevo rostro del Valle del Monzón

Hace más de una década, este lugar era la meca del narcoterrorismo. Ahora, tras una erradicación histórica de cultivo de cocala apuesta es otra. Rumbos fue parte de la primera presentación del Valle del Monzón en Huánuco y su nueva ruta turística.  Acompáñenos en esta aventura.

Antes, todas las pisadas que habían en el valle del Monzón eran clandestinas e ilícitas. Hoy, todos están acá de forma intencional y aventurera. Durante las dos horas de recorrido de Tingo María hacia el Monzón, el camino está impreso de casas chatas, pequeños riachuelos, parajes verdosos y nubes expuestas como gigantes y densas figuras de algodón.

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A pesar que han pronosticado friaje, el sol no tiene clemencia. Las decenas de hogares se presentan con niños y niñas que juegan al borde de la carretera. Varias familias parecen tener al menos tres cosas inminentes: perros, gallinas y cajas de cerveza. Las necesidades básicas de seguridad, alimento y ocio. Todo en plural porque luego de la tempestad nada es suficiente.

Los lugareños mirarán tu movilidad pasar por sus hogares con una extrañeza de doble filo: una felicidad oculta al saber que están llegando turistas a ver la nueva cara del valle, y cierta desconfianza porque no hemos sufrido la guerra armada interna, ese período liderado por Sendero Luminoso que desangró las zonas más pobres del Perú; Huánuco, entre una de ellas.

Frente a la municipalidad distrital del Monzón hay un parque con el símbolo de la coca. Foto: Marquiño Neyra

Pero eso era antes. Victor Pajuelo, alcalde de Monzón, luego te dirá que ahora este es un lugar completamente renovado, pero a pesar que la época subversiva ya menguó, los peruanos tenemos un concepto tergiversado del valle. “Nos encontramos con el tema de mala imagen, por lo que la gente no quiere venir al Monzón. Pero hoy está comprobado que el valle no es el mismo de antes”, señalará.

Dentro del custer que nos transporta —que vendría a ser una imagen del turista que llega por primera vez al Monzón— se reflejan las actitudes de todo buen viaje: los andariegos recuerdan su primera aventura, la dicha del primer beso o las anécdotas que quedan estampadas en nuestra vida. Algunos solo miran por la ventana, serenos, mientras olvidan inconscientemente las escaramuzas del día a día.

El sol que nos chorrea hace que recordemos a Los reyes rojos de José María Eguren: Desde la aurora / combaten los reyes rojos / con lanza de oro. / Por verde bosque / y en los purpurinos cerros / vibra su ceño. O ese otro poema del Argentino, un tal Arabia, que dice: Nos vamos lejos, amigos: / donde las vacas beben / donde la savia fluye. / Nuestros versos necesitan ser juzgados / pero en tierras más salvajes.

El valle del Monzón ya no juzga y ya no es salvaje, solo recibe sumiso a sus turistas. Inclusive, como muestra de que ese pasado no los carcome, tienen un parque cerca de la municipalidad provincial con el símbolo de la coca. Anteriormente, revela Miquer Cornelio, gerente comercial de la agencia de turismo High Tours, solo podían pasar familiares o personas recomendadas por los mismos pobladores de esta zona. Era un lugar exclusivo para aquellos que explotaban las plantaciones de coca, una de las más baratas y de mejor calidad del mundo.

Entre todos estos follajes —donde aseguran que a finales del siglo diecinueve era investigado por el naturalista, explorador y escritor Antonio Raimondi debido a su basta flora—, solo había coca. Inclusive, algunos rumoran que tuvo la presencia de agentes de la DEA (Administración para el Control de Drogas, en castellano), que hasta helicópteros se estacionaban por este follaje y que magnates de perfil mexicano o colombiano frecuentaban al valle.

Se pueden realizar deportes como rápel al lado de imponentes cataratas. Foto: Marquiño Neyra

Pero hoy, el turista sabe que se ha reemplazado la coca por el cacao, café, sacha inchi, plátano, entre otros cultivos. El valle del Monzón se ha quitado ese antifaz malhechor para dar riendas sueltas a todas las virtudes que lo rodean: trekking por las antiguas rutas donde cursaban los incas y posteriormente los españoles hasta la selva del río Marañón, una caminata maratónica por la cordillera Huayhuash, apreciar cataratas donde se puede practicar rapel, y aguas idóneas para deportes como canotaje y kayak.

Este es uno de los pocos destinos turísticos del país que comprende hermosos paisajes acompañados de históricas experiencias, un menú aventurero variado, una carta de platillos y tragos interminables, un clima camaleónico que siempre te mantiene atento y la calidez de su gente que no saben cuándo descansar. Dicen que sus juergas empiezan el lunes y terminan el lunes, y lo que pasa en el Monzón se queda en el Monzón.

En rumbo

En avión de Lima a Tingo María: 50 minutos aprox.

En bus: 15 horas

Desde Tingo María hasta el valle del Monzón son dos horas.

El dato

Para disfrutar de un servicio completo de turismo en Tingo María, deportes de aventura, hasta hospedaje y recojo desde el aeropuerto, contactarse con High Tours.  Cel. 962704141 / correos:  info@hightoursperu.com – reservas@hightoursperu.com. Hay tours personales, pero los precios varían dependiendo de la cantidad de personas, por lo que es recomendable ir en grupo.

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