Quinientos mil visitantes recorrieron el año pasado algunos de los 76 emprendimientos de Turismo Rural Comunitario.
Despertar en Sibayo con el fuerte aroma de un desayuno andino. Caminar entre los establos y ordeñar algunas de las vacas a las que llamas por su nombre en Porcón, conocer el nombre el canto y la apariencia de un ave en el Bosque de Pómac. No cabe duda que son las experiencias lo que hoy en día buscan los viajeros. El conocimiento del mundo del otro, un acercamiento sin exotismo y esa es una de las razones por laS que el turismo rural está ganando terreno.
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El año pasado, 500.000 turistas recorrieron el país en busca de una experiencia auténtica, y según los datos del coordinador de Turismo Rural Comunitario del Mincetur, Iñigo Maneiro, en ese mapa que antes, solo encajaba el turista extranjero; hoy también se inserta el turista nacional que va en busca de destinos inexplorados y “quiere conocer más al poblador local, entender su cultura y participar de su día a día”.
Así pues no es de extrañar el auge que han tenido emprendimientos de turismo rural en Lambayeque, Cajamarca, Amazonas, San Martín, Áncash y la sierra de Lima, altamente frecuentados por el turismo interno. La sierra de Lima es una situación esperada y que lleva gestándose en silencio desde hace décadas atrás sin integrar aún ninguna estrategia turística del Estado. Dada su cercanía con la capital, o el lazo cultural que se tiende con la mayoría de capitalinos, este ha sido un punto de fuga recurrente para el turismo nacional de fin de semana. Pero es ahora que se comienzan a sistematizar sus activos turísticos.
Para el turismo receptivo en cambio, Cusco y Puno siguen siendo los referentes y los preferidos por ellos que los extranjeros se siguen dirigiendo a Cusco y Puno. En donde la mayoría de visitantes son alemanes o franceses y llegan por recomendación de alguna persona que se ha quedado antes.
El Turismo Rural es una propuesta de gran impacto que aporta al desarrollo económico local, promueve la generación de negocios turísticos rentables, ayuda a la conservación y uso sostenible de los recursos naturales y fortalece la identidad local, regional y nacional. Por ello alrededor de 4.000 familias de 16 regiones, organizadas en asociaciones, reciben capacitación, asesoría y apoyo en la promoción de sus iniciativas de forma gratuita según el plan que tiene trazado el Mincetur.
Al turismo rural hay que sumarle las experiencias de turismo de naturaleza en especial, que ya comienzan a incorporar a las áreas de conservación regional y privada con toda la oferta que tienen que ofrecer. Una fórmula que ya tiene propuestas de éxito, es el caso de Chaparrí, y que busca pocisionar ahora a la nueva área de conservación regional Tres Cañones, en Espinar Cusco. Sus atributos paisajísticos poco explorados y los planes de turismo vivencial con los pobladores de Coporaque y Sukuytambo, pueden hacer despegar esta propuesta que beneficiaría a 2 mil familias en la zona.
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