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El otro Lunahuaná

Se llama Pacarán y su nombre significa “el que está oculto”. Y ojalá no pierda nunca ese encanto de destino caleta e increíble, pero sin el bullicio de su hermana Lunahuaná.

A diez minutos de la ajetreada Lunahuaná se esconde un paraíso. Al pie del caudaloso río Cañete y rodeada de viñas y fértiles campos de cultivo queda Pacarán, un encantador y apacible distrito cañetano que los lugareños se desgañitan en llamar “la tierra de la eterna primavera y el buen pisco”.

Este hermoso lugar del valle de Cañete nace en la época Pre Inca y sus primeros pobladores fueron los indios paricas. Sus descendientes, corajudos pobladores dedicados hoy a la agricultura, nos cuentan que el nombre del pueblo significa “el que está oculto”.

MAS RUMBOS: Lunahuaná, a vuelo de canopy

Y bueno, la realidad hace honor al bautizo recibido por los españoles hace cinco siglos, en 1558. El pueblo no figura aún en los catálogos de las rutas turísticas convencionales y sólo los amantes de la tranquilidad, los camarones gigantes, el pisco artesanal y los deportes de aventura, conocen este bucólico paraje que invita al solaz y la aventura.

Pueblo encantador al pie del río Cañete. Foto: Martín Vargas

Don Artemio Aquije nos cuenta que el pueblo viejo fue destruido y la población enterita fue obligada a mudarse hasta un lugar más alto. Allí, los españoles diseñaron el nuevo trazo del pueblo, levantaron la Plaza de Armas y en menos de lo que canta el gallo, inauguraron el templo de San Francisco de Asís. Como era de esperarse, lo nombraron patrono del distrito entre litros de pisco, pailas de sopa seca y la retreta de la banda municipal.

“Aquí cultivamos uva desde que la trajeron los españoles. Por eso uno puede encontrar un pisco como manda el catecismo”, rezonga don Artemio, mientras enrumbamos a nuestro alojamiento no sin antes pasar por las ruinas preincas de Huanaco y Guajil.

Hotelazo en pueblo chico

Pacarán está ubicado al sur este de Lima a 149 km. y a 54km de Cañete. Está a 700 m.s.n.m. y tiene un clima seco, cálido y soleado durante casi todo el año. Esas cualidades endulzaron a los hermanos Guizado Portillo, quienes decidieron invertir en el lugar y levantar un hotel que tranquilamente podría estar en Paracas o el mismísimo Máncora.

Hotel Guizado Portillo, infraestructura de lujo en Pacarán. Foto: Difusión

Al lado de plantaciones de uva, yuca, pallares, maíz, frijoles, maíz morado y camote, se levanta una espectacular infraestructura hotelera con más de 150 habitaciones distribuidas en dos pabellones que dan la cara al río, y que ofrece a sus huéspedes una espectacular piscina, 11 lagunas artificiales, espectaculares áreas verdes, una hermosa capilla, un mini zoológico, gimnasio y hasta un salón de conferencias.

Además, el programa del Hotel Guizado Portillo ofrece la posibilidad de practicar deportes de aventura, regatas en sus lagunas artificiales, trekking y bicicleta de montaña. Uno de los grandes imanes es la posibilidad de conocer sus viñedos y descubrir el auténtico proceso de destilación del pisco. No llevarse una botella de su artesanal bebida espirituosa (obviamente llamado Guizado-Portillo) puede ser motivo de excomunión.

Tierra pródiga en uvas pisqueras de alta calidad. Foto: Martín Vargas

Pero además de su infraestructura remozada, la cocina es otra de las atracciones de este hospedaje. Su restaurante ofrece una carta peruana y tropicalizada con los insumos locales. El sabroso cau cau, la carapulcra de chancho y la sopa seca de gallina son algunos de los potajes revalorados y que se pueden picar mientras se degusta pisco sours y chilcanos del tamaño de una catedral.

En rumbo:

El mes jubilar de Pacarán es marzo. Sin embargo, en junio celebrará la fiesta de San Juan por todo lo alto. Bandas de música, danzas populares y los mejores potajes invadirán sus calles.

El Hotel Guizado Portillo se encuentra en el kilómetro 49.5 de la carretera Cañete – Yauyos, a solo 10 minutos de Lunahuana. Informes: reservas@guizadoportillo.com

 

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