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Cultura

La papa en el corazón del Perú: diversidad, innovación y futuro del tubérculo andino

Un legado milenario que florece cada mayo

Por Wendy Rojas

Cada 30 de mayo se celebra el Día Internacional de la Papa, fecha instaurada por la FAO que coincide en Perú con el ya consolidado Día Nacional de la Papa. Esta doble conmemoración no es casualidad: el Perú ostenta el título de ser el centro de origen y diversidad más importante del mundo para este cultivo, albergando más de 3,800 variedades de las más de 5,000 existentes en el planeta. Este año, la celebración cobra especial relevancia con la realización de la feria Expo Papa 2025, un evento que reúne a productores, instituciones, innovadores y consumidores para rendir homenaje a nuestro cultivo más emblemático.

Durante la feria, que se desarrolla del 29 al 31 de mayo en Lima, se exhiben más de 200 variedades nativas provenientes de comunidades altoandinas que conservan este tesoro genético a 4,200 m.s.n.m. La iniciativa busca visibilizar el trabajo silencioso pero vital de los guardianes de la papa, agricultores que han heredado y perfeccionado el conocimiento ancestral de conservación y selección de semillas. En palabras de Juan Miguel Quevedo Bacigalupo, especialista del Midagri, “estas ferias permiten tener un mayor conocimiento de nuestras papas nativas, que no están en los mercados tradicionales”.

Pero el evento no solo es una muestra etnográfica: es también una ventana a la innovación. En los puestos de la feria se exhiben productos de valor agregado como vodka y gin de papa, tunta (papa deshidratada) y tocosh, un fermentado de alto valor medicinal. Estos desarrollos, que revaloran saberes tradicionales al tiempo que abren nuevas oportunidades de mercado, son una prueba concreta de que el futuro de la papa no está en el pasado, sino en su capacidad de reinventarse.

Corpapa y la Ruta de la Papa: la visibilización de un tesoro vivo

Una de las iniciativas más destacadas en torno a la dinamización territorial de la papa es la labor de Corpapa (Corporación Peruana de Productores de Papa). Esta organización no solo representa a cientos de productores del interior del país, sino que articula esfuerzos para mejorar la productividad, la comercialización y el posicionamiento del cultivo a nivel nacional e internacional. Su trabajo ha sido clave para que el Día Nacional de la Papa no sea solo una efeméride, sino una plataforma de incidencia y acción colectiva.

Desde Ayacucho, una región con alto potencial productivo, Edilberto Soto Tenorio, a la cabeza de Corpapa, ha impulsado la Ruta de la Papa, un circuito agroturístico que permite a visitantes nacionales y extranjeros conocer de cerca los procesos de siembra, cosecha y transformación del tubérculo. Esta ruta no solo genera ingresos complementarios para las familias campesinas, sino que promueve el reconocimiento de la biodiversidad local y las prácticas sostenibles de manejo agrícola.

A través de capacitaciones, ferias regionales y programas de acceso a mercados, Tenorio y Corpapa han logrado fortalecer el tejido social y económico de las comunidades productorascon el ingreso de papas nativas a supermercados con certificación orgánica. En cada actividad, el enfoque es claro: dignificar al agricultor y posicionar a la papa como un eje de desarrollo sostenible. En este marco, la Ruta de la Papa no es solo un destino, sino un viaje al corazón de la identidad agraria del Perú.

Las sinergias generadas por Corpapa se ven complementadas por instituciones como el CITE Papa y el Centro Internacional de la Papa, que colaboran activamente con las comunidades en proyectos de investigación, mejoramiento genético y transferencia tecnológica. Juntas, estas entidades conforman una red que protege, diversifica y proyecta el cultivo andino hacia nuevas fronteras.

Guardianes de la biodiversidad: conocimiento ancestral y resiliencia climática

Detrás de cada variedad de papa nativa hay una historia de adaptación, selección y resistencia. En los Andes peruanos, surge AGUAPAN ( Asociación de Guardianes de la Papa Nativa del Centro del Perú), los llamados “guardianes de la papa” conservan no solo semillas, sino también conocimientos milenarios que permiten afrontar los retos del cambio climático con estrategias locales. Estos agricultores son los verdaderos bancos genéticos vivientes, cuidando variedades resistentes a sequías, heladas, plagas y enfermedades.

En regiones como Huancavelica, Junín, Pasco, Apurímac o Ayacucho, se cultivan papas con pulpas moradas, rojas, amarillas y hasta azules, muchas de ellas con propiedades antioxidantes y aptas para frituras. Juan Miguel Quevedo destaca que “tenemos más de 70 variedades de papas con pulpa de colores que se pueden freír y se están utilizando en chips”. Este tipo de innovación, basada en la diversidad nativa, está abriendo nuevas oportunidades para productores y consumidores.

Los guardianes también participan en bancos comunitarios de semillas, ferias de trueque y redes de investigación campesina que promueven el intercambio de variedades y saberes. Gracias a su labor, variedades como la Peruanita, la Humantanga, el Camotillo o la Puka piña están ganando visibilidad y reconocimiento, dejando atrás el olvido de los estándares comerciales homogéneos.

Preservar esta diversidad no es un gesto nostálgico, sino una estrategia clave para la seguridad alimentaria del futuro. En un contexto de crisis climática y presión sobre los sistemas productivos, contar con una reserva amplia de variedades adaptables es una ventaja comparativa que pocos países pueden ofrecer. Y el Perú, sin duda, lidera ese camino.

Innovación desde la raíz: variedades resistentes para un futuro sostenible

La historia milenaria de la papa no impide que hoy se convierta en protagonista de innovaciones científicas. El trabajo conjunto entre instituciones públicas, como el INIA y el Centro Internacional de la Papa, ha permitido desarrollar variedades mejoradas, resistentes a enfermedades, al cambio climático y con altos valores nutricionales. Estas variedades no buscan reemplazar a las nativas, sino complementarlas, fortalecer la seguridad alimentaria y mejorar los ingresos de los productores.

Una de las más prometedoras es la variedad INIA 328-Kulli papa. Se trata de una papa con pulpa morada, con alto contenido de antioxidantes, tolerancia al tizón tardío y gran rendimiento por hectárea. Este tipo de innovación, desarrollada por el INIA, responde tanto a necesidades agronómicas como de salud pública: Kulli papa tiene un alto contenido de hierro y zinc, lo que la hace útil para combatir la anemia, especialmente en zonas altoandinas

También destacan las variedades INIA 332-Perú Bicentenario, INIA 333-Chugayna, INIA 324-Bañosina y la Amarilis-INIA. Cada una responde a características específicas de suelo, altitud y resistencia a enfermedades. Por ejemplo, la Bañosina-INIA ha mostrado excelente adaptación en los Andes centrales y alta resistencia a la “rancha”, una infección que ocasiona perdidas económicas en el cultivo de la papa. Estas mejoras son fruto de un trabajo constante de hibridación, evaluación en campo y diálogo con las comunidades productoras.

La innovación no solo fortalece la producción nacional. Representa también un camino hacia la exportación de productos diferenciados. La papa peruana no compite en volumen con grandes potencias agrícolas, pero sí puede competir en calidad, diversidad y valor nutricional. Apostar por estas variedades mejoradas es construir un agro más resiliente.

La importancia de certificar nuestras semillas: calidad que alimenta confianza

La producción de semilla certificada es uno de los pilares para garantizar la calidad y sanidad del cultivo de papa. En el Perú, esta tarea está regulada por el Registro de Productores de Semillas, conducido por SENASA, cuya función es verificar que los agricultores cuenten con competencias técnicas, infraestructura adecuada y personal especializado para la producción de semillas.

Las semillas certificadas deben cumplir con cuatro atributos clave: calidad genética (pureza varietal), calidad física (libre de impurezas), calidad fisiológica (alto poder germinativo) y calidad sanitaria (ausencia de enfermedades transmisibles). Estas condiciones no solo aseguran una mejor cosecha, sino también un manejo más eficiente de los recursos y menor dependencia de agroquímicos.

Actualmente, pueden certificarse semillas de cultivos como algodón, maíz, arroz, avena, quinua y papa. Los servicios de certificación se brindan a través de organismos especializados en regiones como Amazonas, Cajamarca, Lambayeque, La Libertad, Loreto, Piura y San Martín. En el resto del país, SENASA cumple esta labor directamente.

Incentivar la producción y el uso de semillas certificadas es una estrategia clave para elevar los estándares de productividad nacional. Además, refuerza la confianza en los mercados y promueve la trazabilidad del origen de los alimentos. Como parte de la estrategia del MIDAGRI, esta línea de acción se articula con los esfuerzos de las comunidades, los institutos técnicos y los guardianes de la biodiversidad.

Estadísticas que sorprenden y desafían

Según datos recientes del Ministerio de Desarrollo Agrario, el Perú produce más de 6.5 millones de toneladas de papa al año, siendo Cusco la región con mayor volumen, con cerca de 1.2 millones de toneladas. Le siguen Puno, Cajamarca, Huánuco, Junín y Arequipa. Estas seis regiones concentran cerca del 80% de la producción nacional.

El consumo per cápita también ha experimentado un crecimiento sostenido. Hace una década, un peruano promedio consumía 76 kilos de papa al año; hoy esa cifra se eleva a 92 kilos. En regiones altoandinas, este valor supera los 100 kilos anuales. Sin embargo, en zonas costeras, donde vive gran parte de la población, el consumo sigue siendo menor.

La biodiversidad de la papa en el Perú también se refleja en su morfología. Existen variedades con formas redondas, alargadas, rugosas, lisas, con pieles blancas, rojas, moradas o bicolores. Y su riqueza no es solo estética: muchas de estas variedades presentan resistencia natural a plagas como el gorgojo o a enfermedades como la rancha.

Estos datos no solo muestran el potencial del cultivo, sino también los desafíos. Aún falta mejorar la infraestructura de postcosecha, los canales de comercialización y el acceso a semillas de calidad. La celebración del Día Internacional de la Papa debe servir también como una llamada a la acción.

Feria Expo Papa 2025: un encuentro con nuestro patrimonio agrícola

Del 29 al 31 de mayo, Lima se convierte en el epicentro de la papa con la Expo Papa 2025. Esta feria, organizada por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, reúne a 20 productores de 10 regiones del país y más de 200 variedades nativas, muchas de las cuales no se consiguen en los mercados limeños. Es una verdadera fiesta agrícola que celebra el Día Nacional y el Día Internacional de la Papa.

El evento no solo ofrece exposición de variedades. Hay también una muestra del valor agregado que puede obtenerse a partir de la papa: chips de pulpa de colores, vodka, gin con hierbas aromáticas. Estas transformaciones muestran el potencial de la papa más allá de la cocina tradicional.

El horario de la feria es de 10 de la mañana a 7 de la noche, y es una oportunidad invaluable para que las familias limeñas conozcan y valoren lo que producen nuestros campos. La papa no es solo parte de nuestra dieta: es parte de nuestra historia y nuestro futuro.

Un futuro que se siembra hoy

La papa peruana no es solo un alimento, es un emblema cultural, un recurso estratégico y un puente entre tradición e innovación. Desde los andenes ancestrales hasta los laboratorios de biotecnología, su historia se entreteje con la de quienes la siembran, la conservan y la transforman. Celebrar su día es reconocer la labor silenciosa de los campesinos, el esfuerzo institucional y la pasión de quienes creen que el Perú puede liderar una revolución alimentaria desde sus propios tubérculos.

Aún queda mucho por conocer, valorar y proteger. Pero el camino está trazado. Y como en cada campaña agrícola, lo importante es seguir sembrando. Porque cada papa que brota en nuestros suelos es una semilla de futuro.

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