Portada » MINCA, entre el mar y la montaña
Internacional

MINCA, entre el mar y la montaña

Entre la costa de Santa Marta y las montañas de la Sierra Nevada se esconde el pueblecito de Minca. La combinación de una localidad rústica y colorida con un entorno natural resulta en uno de los rincones más bonitos de la región colombiana del Magdalena para visitar.

Muchos viajeros suelen hacer una excursión a Minca desde Santa Marta por un día y, sin duda esto es una buena idea, pero si tienes la posibilidad de extender tu visita invierte una noche en este paraíso escondido.

Recuerdo la primera vez que estuve por acá y fue una escapada rápida de la ciudad. En ese entonces nuestra atención estuvo en la vista desde ahí hacia el mar, ver como las lucecitas se iban prendiendo de a pocos. Sin embargo, esta vez la idea era explorar hacia adentro y dejarse sorprender por estas montañas cubiertas de un verde intenso.

MÁS RUMBOS:

Partimos desde la céntrica Plaza de los Enamorados en Santa Marta. El calor allá abajo, a pesar de ser muy temprano, era abrumador.  Al subir a Minca el clima fue aplacándose y ese frescor nos fue conquistando.  

Son muchos los atractivos de Minca pero sin duda destacan sus circuitos de caídas y pozos de agua repartidos entre sus densos bosques. Basta con pisar las trochas que parten del camino afirmado para sentir la tranquilidad y magia de las que trato de poner en palabras.

Claro esta no podemos obviar el delicioso café (CAFE) y chocolate (Museo del Chocolate) que se prepara fruto de la riqueza de estos suelos, pero esas experiencias del paladar son el broche de oro de lo que nos tocaría vivir en esta aventura sensorial.

A diferencia de las Cascadas de “Marinka” y de “Pozo Azul”, dos de los parajes formados por el agua más populares de la zona, “El Oído del Mundo”, es una cascada que aún no es tan concurrida por los visitantes. Este lugar sin duda es mágico y lo es para los indígenas Koguis; es uno de los lugares ancestrales y sagrados para este pueblo. Para ellos, aquí se encuentra uno de los oídos de la tierra, así que cuando alguien se enferma del oído o tiene una petición importante que hacerle a la Madre Tierra, van a este sitio a susurrarle al oído.

Para llegar puedes caminar unos 25 minutos por la ruta marcada aunque esta vez nuestro guía nos dio un aventón en moto por miedo nos agarre la lluvia. Desde el camino principal, hay una bajada de 5 minutos hasta las piscinas que son de poca profundidad. La cascada tiene dos caídas y en la parte alta se forma una poza que simula un jacuzzi.  Al estar en la mitad de la selva, somos festín de los mosquitos. Pero no sabría decir si fue la exfoliación de barro color ocre que nos hicimos antes del primer chapuzón o la energía que irradiábamos de la emoción al ver un espacio tan paradisíaco, que no hubieron rastros de picaduras.

Un de las experiencias más exigentes en Minca es la subida al Cerro Kennedy (3.100 msnm) para ver el amanecer, calificado como un verdadero espectáculo. Es una ruta de trekking de exigencia media. Nuestro guía se ofreció en llevarnos en moto saliendo a las 3 am, pero la agenda no nos lo permitió, pero esa era la excusa perfecta que necesitábamos para volver y repetir este baño reparador y de recarga, y para seguir explorando todo lo que Minca tiene para ofrecer.

Minca nos despide con un cielo lleno de aves, unos colibríes que revolotean a nuestro alrededor, una alfombra de montañas cubiertas de selva en el horizonte y una sensación de paz única.

Agradecimiento especial al Touroperador Bessones Turismo Colombia

Enterate más sobre Rumbos