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Cultura

Palpa: develan nuevos trazos en la pampa

Quién pensaría que la extraña conducta de los activistas de Greenpeace sobre el famoso geoglifo El Colibrí, sería el punto de partida para la recuperación de otros de estos trazos gigantescos en las pampas y cerros vecinos a Palpa, en Ica. Según el Ministerio de Cultura, cincuenta figuras se revelan en estas arenas del sur peruano siempre enigmáticas y sorprendentes.

A diferencia de los geoglifos trazados en la pampa de Nasca –y que son sobrevolados a diario por cientos de turistas–, las líneas de Palpa fueron hechas en las laderas de cerros y en las colinas que rodean sus valles.

Grupo de personajes con tocados compuestos y figura parcial de ciempiés o cinturón. En San Ignacio, en la provincia de Palpa. Foto: Diego Ochoa

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Según los arqueólogos,  estas figuras halladas en Palpa serían anteriores a las de Nasca. “Debieron haber sido hechas entre el 500 a.C. y el inicio de nuestra era y pertenecen a las culturas Paracas y Topará. Las Líneas de Nasca, en cambio, se hicieron entre el inicio de la era actual y el 650 d.C.”, dijo Jhony Isla.

Isla, responsable del Sistema de Gestión para el Patrimonio Cultural de Nasca y Palpa, menciona que si bien en años anteriores se tuvo un registro por imágenes satelitales de algunas figuras en Palpa, el vuelo de drones  es una tecnología que ha sumado en proveer un registro más detallado y sistemático de las zonas en las que están talladas estas imágenes. “Eso nos ha permitido documentar mejor estos grupos de geoglifos”

Figura de mono, tupu, figuras geométricas y trapecio sin terminar, en Yunama, en la provincia de Palpa. Foto: Luis Jaime Castillo

Rescate tecnológico

La historia sobre el hallazgo de estos trazos se remonta al daño que sufrió el geoglifo denominado «El Colibrí», por activistas de Greenpeace en el 2014, y el fondo que otorgó la Embajada de Estados Unidos para su recuperación. Durante el proceso de restauración los fondos tambièn fueron usados para restaurar otros geoglifos que eran conocidos por los locales y fue entonces cuando saltaron las sospechas de que podrìan haber más.

Fue entonces que intervino el equipo de arqueólogos dirigido por el Dr. Luis Jaime Castillo, de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Los jóvenes arqueólogos Karla Patroni y Fabrizio Serván, utilizando drones piloteados por Diego Ochoa Ghersi y un sofisticado registro territorial, fueron descubriendo decenas de figuras que yacen casi enterradas en las laderas de los cerros y en algunas mesetas de ese paisaje casi extraterrestre que rodea la ciudad de Palpa.

El arete. Esta enigmática figura fue elaborada sobre un trapecio y otras líneas de Nasca

“A simple vista no nos habíamos dado cuenta. Creíamos que conocíamos todo pero los drones nos dieron más de un sorpresa”, recuerda Castillo, quien también ostenta el cargo de Explorer de la NGS.

El vuelo con drones fue desplegado durante tres semanas, entre los meses de diciembre 2017 y enero 2018, y sobre 70 sitios. Si bien en esta labor se lograron registrar al menos 50 figuras, hay muchas más.

Se trata de una de las documentaciones de geoglifos más grandes de los últimos años en Palpa, esta es la primera vez que se hace el registro de geoglifos con drones, pues si bien hubo documentación previa, no de esta magnitud..

Diseños en la Pampa

El Pelícano

Quizá Palpa fue un enorme campo de dibujo para la cultura Paracas y la enigmática cultura Topará, hasta llegar a la tècnica de delinear en la tierra que tanta fama ha dado a los nascas, esa es una de las interrogantes que salta a la vista tras estos hallazgos:  “Ya podemos afirmar que en Palpa y Nasca hay un sucesión de geoglifos que abarca más de mil años, se aventura a señalar Isla.

Los recientes hallazgos arqueológicos demuestran que los geoglifos de Nasca se empezaron a diseñar durante el esplendor Paracas y Topará, utilizando como “lienzo” las laderas de los cerros vecinos a la actual ciudad de Palpa. Con los Nasca se empezaron a diseñar enormes líneas y trapecios en la pampa o en las grandes mesetas que caracterizan el paisaje: Muchas figuras son tan antiguas que fueron superpuestas con “trapecios” y líneas de claro origen Nasca. Otras fueron dibujadas a “escala humana” en las laderas de los cerros para crear un “lugar escenificado” con imágenes alrededor de antiguos poblados, señala el especialista.

En cuanto al aspecto científico, Isla dijo que este hallazgo “abre nuevas interrogantes. Sabemos quiénes las hicieron, pero una de las cosas que debemos averiguar es qué significado tenían, si es que fue en el mismo sistema cosmológico de los Nasca o tenían otro significado. Eso es nuevo”.

Nuevo atractivo

Figura humana y líneas, en Yunama, en la provincia de Palpa. Foto: Luis Jaime Castillo

El año pasado unas 92 mil personas sobrevolaron las Líneas de Nasca desde el aeródromo de Marìa Reiche. La mayoría de estos recorridos se concentra en la pampa donde fueron trazadas líneas como el mono, la araña y el colibrí. Hasta ahora son pocos los sobrevuelos que se realizan sobre Palpa.  

Con estos hallazgos se abren otras potencialidades turìsitcas en la localidad de Palpa y  para este grupo de figuras y es que al ser distintos a los de la pampa de Nasca, será un nuevo punto de atracción para los turistas, pues estas figuras trazadas se pueden observar desde el llano, sin necesidad de hacer sobrevuelos.

Figura de un ave en la ladera de una montaña: Jaime Castillo

Isla confía que en “estos hallazgos y el prestigio que nos da su publicación en la National Geographic puede servir para conseguir nuevos fondos e iniciar la recuperación y puesta en valor de estos nuevas figuras. Al trabajo arqueológico se debe añadir la señalización y mejora de instalaciones de uso turístico”.

Datos: 

La cultura nazca surgió de una cultura anterior, la de Paracas, se desarrolló durante los primeros siglos de la era cristiana y entró en decadencia a partir del siglo VII d.C. Algunas de las nuevas líneas descubiertas pertenecen a la cultura nazca, pero los arqueólogos sospechan que la mayoría de las nuevas imágenes pertenece a las anteriores culturas de Paracas y Topará, que trazaron los geoglifos entre el 500 a.C. y el 200 d.C. A diferencia de las líneas de Nazca, que se aprecian sobre todo desde lo alto, los geoglifos de Paracas fueron trazados en las laderas de las montañas y eran visibles desde las aldeas situadas al pie de las montañas.

 

 

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