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Severa sequía amenaza a la Laguna de los Milagros . Foto: Isabel Guerra
Ambiente

El impacto de la deforestación en Tingo María: La laguna de Los Milagros reduce drásticamente su caudal

  • En la localiad de Tingo María, La Laguna de Los Milagros ya comienza a sufrir las consecuencias del Cambio Climático pero también de la tala deesmedida de los bosques. Este cuerpo de agua espera más que un milagro

Por Isabel Guerra

Teóricamente, el cambio climático nos afecta a todos por igual. Sin embargo, resulta obvio que, si no se han tomado medidas previas para estar preparados ante él, o para mitigar sus efectos, éstos serán más notorios.

Es el caso de la Laguna de Los Milagros, cerca de Tingo María (Huánuco), uno de los sitios emblemáticos del turismo en la zona, que ha saltado a la prensa local por haber sufrido un dramático descenso de nivel, reduciendo al mínimo su espejo de agua.

Pero el caso de la Laguna de Los Milagros es sólo un ejemplo de los terribles efectos de la sequía que actualmente está padeciendo la cuenca amazónica, la proveedora del 20% del agua dulce del mundo.

Muchas zonas, donde la única posibilidad de transporte de personas y provisiones es el río, han quedado aisladas por el descenso del caudal; más de 100 delfines rosados murieron en un lago en Brasil debido a la sequía.

En toda la Amazonía se han secado o se van secando lagos y pozos, obligando a las personas a recurrir a agua no potable y a los animales a desplazarse enormes distancias buscando agua

El lago Titicaca y otros cuerpos de agua también ha bajado de nivel; Montevideo se quedó varios días sin agua, etc. La lista de incidentes no hace más que crecer.

La discusión de si todo esto se debe al Fenómeno Del Niño o al cambio climático, o quizás a ambos, continúa. Lo que está claro es que tanto una cosa como la otra se ven agravadas por la tala de bosques, y también que, si no detenemos la destrucción de la Amazonía, si seguimos actuando como si nada ocurriera, tendremos consecuencias muy graves.

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Los bosques, reguladores del ciclo del agua

Las investigaciones del ecologista suizo Gerard Moss han comprobado que los bosques en pie son fundamentales para conservar el ciclo del agua en la Amazonía.

Moss demostró la existencia de los “ríos voladores”, es decir, inmensas corrientes de aire y de humedad proveniente del Atlántico, a las que se suman la humedad evaporada de 600 mil millones de árboles de los bosques amazónicos, que cubren un 41% del territorio sudamericano.

Estos ríos voladores pueden transportar tanta o más agua que el propio río Amazonas. Ellos alimentan los ríos andinos, irrigan valles y campos, y posibilitan que grandes ciudades como Bogotá, Lima, Quito y La Paz tengan agua, al igual que otras del sureste como Sao Paulo, Buenos Aires y Montevideo.

Tristemente, la deforestación de la cuenca amazónica avanza a gran velocidad y a gran escala. Lo cual es un suicidio. Sin bosques no hay ríos voladores, sin ríos voladores no hay agua, y sin agua no hay vida.

Los bosques en pie nos permiten mitigar los efectos del cambio climático, y su destrucción no sólo interfiere en el ciclo del agua de la cuenca amazónica, sino también con el suministro global de agua, y reduce la posibilidad de que el calentamiento global pueda revertirse.

  ¿Qué hacemos?

La primera respuesta es obvia: es prioritario conservar los bosques, detener su destrucción, reforestar lo que se ha dañado. Porque filtran y limpian el agua, amortiguan la erosión causada por lluvias fuertes, y mantienen la integridad de las orillas de los ríos.

Se trate de la Laguna de Los Milagros o cualquier otro cuerpo de agua afectado por la sequía de este año, la respuesta es la misma: hay que conservar y reforestar.

A quienes observamos muy de cerca este desastre, nos invade un profundo sentimiento de desazón al ver su estado actual, y sobre todo nos preguntamos ¿Qué pasó? ¿Cómo se llegó a este punto? Y, sobre todo, ¿tendrá arreglo?

La Laguna de los Milagros nace de las filtraciones subterráneas del Cerro Belén y los bosques aledaños. Es decir que, a diferencia de otros cuerpos de agua que nacen por un brazo de río o de quebradas, el agua de esta laguna es principalmente de origen pluvial, es decir, de las lluvias.

Algunos de los lugareños más viejos aún la conocen como “Laguna de Los Huayruros”, por la gran abundancia de árboles de esta especie. Hasta hace pocos años era todavía un paraíso para las aves, pero el intensivo y ruidoso paso de operadores turísticos y visitantes ha espantado a la mayoría.

Impacto fulminante

Foto: Isabel Guerra

Los Milagros es un humedal natural que se nutre de las lluvias durante la temporada de invierno. Cuando las lluvias son abundantes, es un solo gran cuerpo de agua, que en años anteriores llegó a cubrir cinco hectáreas. En época de estiaje, el nivel baja y se divide en dos secciones, siendo la más pequeña la que se conoce como Laguna Mística.

La vegetación que está en los alrededores de la laguna se ha visto perjudicada por la continua deforestación. Se eliminan árboles grandes para cultivos de panllevar, frutas o verduras, por ejemplo.

Aún no se ha comprendido bien la importancia de preservar la intangibilidad y la cobertura forestal de la faja marginal, que en el caso de lagos y lagunas debe tener un mínimo de 10 metros de ancho.

El turismo parecía la alternativa apropiada para quienes deseaban dejar la actividad cocalera, y las entidades que promueven la erradicación de cultivos de coca también lo entendieron así.

Pero en muchos casos no se dimensionó apropiadamente el impacto ambiental que se podría generar. Se talaron grandes zonas de bosque, se alteraron cursos de agua, se optó por prácticas agrícolas con uso de químicos, se movieron grandes extensiones de terreno, o se instalaron piscigranjas, o los desechos de los restaurantes generaban contaminación, entre muchas otras cosas. Y con la coyuntura actual, el impacto conjunto ha sido mucho más rápido y notorio.

Vecinos como el Teniente Gobernador Anselmo Cenepo señalaron al portal Inforegión que el problema se debería a la falta de lluvias en la zona y el cambio climático. Pero además Cenepo informó que hace 20 años este humedal tenía una profundidad de 15 metros. Hace tres años se determinó que se había reducido a ocho metros.

Como en muchos casos similares en Perú, las superposiciones de competencias de los organismos, el estatus legal de las zonas afectadas, el desconocimiento de la normatividad del uso de recursos hídricos y otras aristas dificultan la ejecución de acciones inmediatas.

Hasta el momento no se tiene conocimiento de si alguna autoridad pública ha visitado la zona. La institución que sí se ha hecho presente es la Universidad Agraria de la Selva, cuyos estudiantes están realizando mediciones y diagnósticos, con el fin de disponer de datos para desarrollar estrategias efectivas de restauración y conservación, además de identificar áreas críticas que requieren intervención inmediata.

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