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Q’eswachaca, cruzando puentes en Canas

Q’eswechaca es una de esas fantásticas aventuras en el corazón de los andes. Un puente inca milenario y ancestral, hecho enteramente de sogas de fibras vegetales que se renuevan todos los años. Este prodigio arquitectónico de factura precolombina se encuentra en Cusco y es reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2013.

Para la construcción de este vestigio viviente se requieren 3 días para reemplazar su estructura. Días en los que se tenía la oportunidad  de compartir con los comuneros en las tiendas de campaña que se alzaban en la explanada aledaña  durante la ejecución. Poco después de instalado el coronavirus en el año 2020, muchas actividades fueron suspendidas y entre ellas la renovación del puente.   

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La renovación de este puente ocurre una vez al año, pero en esta oportunidad ha sido luego de un par de años a causa de la pandemia. Regularmente se ejecutan los trabajos en el mes de junio, cada segundo domingo. Y este fin de semana que pasó se dieron cita las cuatro comunidades campesinas del distrito de Quehue, en la provincia cusqueña de Canas, que participan de la renovación 

Trabajo comunitario

El Q’eswachaca es el único puente que ha sido renovado de generación en generación por  familias cusqueñas y hasta el día de hoy, el puente sigue tendiendose, sobre el río Apurímac a 3.700 m.s.n.m. Pero para renovarlo, cada año se reúnen a cerca de mil pobladores de las cuatro comunidades cercanas a este antiguo puente colgante.

En el primer día, un chamán hace ofrendas a los Apus, espíritus de las montañas protectoras de los pueblos andinos, depositando en un pequeño altar cercano al puente (fetos de llamas, mazorcas de maíz y diversos objetos).

Seguido a esto los pobladores de las comunidades salen en búsqueda de una sólida paja de fibra vegetal, el ichu. Luego de recoger las mujeres tejen y forman las sogas del puente y los hombres se encargan de unir las sogas de extremo a extremo para luego trenzarla.

El segundo día, de acuerdo a la costumbre, sólo los hombres se encargan de desarmar la estructura del puente viejo, se sacan los clavos de piedra que sostienen el puente y se colocan cuatro sogas que son la base de la estructura del nuevo puente.

Durante el tercer día, los pobladores concluyen con el armado de los pasamanos y de las superficies del puente por donde las comunidades cruzaran.

Los festejos no se hacen esperar una vez acabada la faena. No es para menos, esta tarea de trenzado a más de tres mil metros y a vista de águila sobre el río Apurímac, lo merece. Y ahora, luego de un año de no haber cumplido la renovación, se celebra con más ganas pues cuatro comunidades, desde sus laderas opuestas al río, se reúnen en torno al bien común y lo han conseguido. 

El año pasado el Q’eswachaca cayó, alarmando a todos menos a los comuneros de Huinchiri, Chaupibanda, Ccollana Quehue y Choccayhua.  ¡Lo han hecho desde siempre! y lo volverían a hacer.  Este fin de semana que pasó renovaron su compromiso y mostraron destrezas, aún en condiciones adversas, esas que solo pueden prosperar cuando se tienden “los duros” de extremo a extremo y se tejen las estructuras hacia un espacio en común.  

Otras excusas para llegar hasta Quehue, en la provincia caneña es la fascinante ruta de las lagunas. Estamos hablando de una excursión muy especial. En el viaje se descubre el panorama que regalan  las cuatro lagunas de estas alturas:  Pomacanchi, Acopia, Asnaccocha y Pampamarca, las cuales se lucen antes de llegar hasta el puente inca. 

Q’eswachaca es único en su tipo y es construido con fibra vegetal. También es parte integrante del gran extenso sistema vial de Qhapaq Ñan, red de Caminos Inca y es uno de aquellos puentes que forman parte de nuestra historia, querencia y, que a pesar de todo, sobrevive en estos tiempos de modernidad.

Con el puente se ha entregado el Centro de Interpretación, que fue ejecutado por el Gobierno Regional del Cusco, para brindar información clasificada sobre la importancia de esta vía de comunicación desde la época Inca.  El centro de interpretación Q’eswachaka consta de cuatro componentes; entre ellos, accesos y rutas, mirador turístico, áreas de descanso, paradero turístico, estacionamiento, instalación de barandas, servicios higiénicos.

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