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Intimar: encuentros íntimos con el mar y la buena mesa

Intimar es uno de esos secretos que temes compartir pero que merece ser contado a gritos. Una suerte de Isla Bonita,- aunque está atada a la península de Paracas-. Y no falta razón para así bautizar a este extracto de bahía ubicado en Punta Pejerrey; el paisaje marino que rodea a Intimar son de una belleza que duele. 

El azul intenso del mar, la arena gruesa, el desierto costero, el viento imponente…A Paracas le sobran razones para enamorarte e Intimar es una de ellas. ¿Un criadero? ¿Un albergue?  ¿un restaurante? Este espacio, escondido en la localidad de Paracas, es todo eso y más. 

En esta porción de la bahía, el  mar es el escenario ideal para la crianza de conchas de abanico, por lo cual existen criaderos de mariscos, y allá por el inicio de la década pasada, Luis Zapata, incursionó en la maricultura. Una cosa llevó a la otra: a la par de criadero, Intimar funcionaba como un local de paso para quienes visitaban la reserva. Los que iban habían recibido el dato que aquí se comían unas conchas de abanico exquisitas. 

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Con el tiempo, no solo se llegaba a este paraje escondido a comer. También a pernoctar, a pasar unos días en calma y silencio en una suerte de escenario portuario, en un oasis donde robarle cinco minutos más al reloj se convierte en una primera necesidad.

Refugio maricultor 

La maricultura de la bahía tiene ya una fama ganada y empezó hace más de tres décadas. En abril se inicia el ciclo y se ‘siembran’ pequeñas conchas de abanico, en los corralones, mar adentro. Las conchas demoran once meses en crecer, momento en que han alcanzado un tamaño óptimo para ser consumidas: “básicamente somos un centro de engorde, traemos conchas pequeñas para hacerlas engordar aquí hasta que tengan una talla comercial, o más aún como las servimos nosotros, tras dos años y medio de crianza” cuenta Zapata. 

Pescar conchas de abanico es a lo que se animan los viajeros que recalan por aquí . Algunos incluso bucean para sacar las conchas que les servirán en el almuerzo. Si decides extender tu visita y quedarte en las cómodas y rusticas cabañitas, puedes dar paseos en kayak, hacer buceo con snorkel y realizar caminatas por las zonas vecinas de la reserva.

No se puede decir que este espacio es un hotel. No lo es. Es más bien un albergue, un refugio desde donde observar el mar y la actividad que hay en él – poco apreciada por nosotros, los humanos de ciudad-. Al frente un islote, sirve de descanso a aves marinas : garzas y piqueros se secan al sol. Tras memorizar esta postal, el mar frío de Intimar merece un chapuzón. 

Basta con sentir en la brisa, el aire salino que disipa, observar el horizonte desértico que se ve desde este punto  y cientos de corazas de abanico por las orillas cristalinas del entrante de mar para comprender por qué Intimar es uno de los rincones más singulares de toda la península, afirmación que se torna superlativa cuando el sol ruge a mediodía en esta parte de la bahía. Antes de ingresar a la zona de las terrazas, un  cartel advierte: “Bienvenidos a este lugar de respeto por la naturaleza, gusto por la buena mesa y pasión por el mar”. Damos fe. 

¿Cómo llegar a este deleite visual?

  • En auto: Deberás conducir por la carretera Pisco Puerto San Martín hasta el Kilometro 38, una vez alli una desviación te guiará por un sendero abajo- ojo con el desvío y la estrechez del camino- hacia la zona de aparcamiento. El navegador puede servir para llegar al punto y  estar alerta y no pasarse del desvío . Tomar en cuenta que absolutamente todas las personas que visiten Inti-Mar deberán pagar su derecho de ingreso en el control de la Reserva Nacional de Paracas.

En rumbo:

+Info: Intimar

Telf: 981 318866
Facebook: www.facebook.com/IntiMarParacas
Instagram: www.instagram.com/intimarparacas/

Reservas: Aquí

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