En tiempos de pandemia, Piero Vellutino encontró en la fabricación de cervezas artesanales una idea de negocios para paliar la crisis.
Un verano, Piero Vellutino, aprendió a hacer cerveza artesanal mientras remaba ríos de agua turquesa en el corazón de la Patagonia. Unos buenos amigos kayakistas invitaron a un maestro cervecero e implementaron una pequeña planta a orillas del Futaleufu. Salir del río y disfrutar de una buena cerveza helada era, en pocas palabras, el mismísimo paraíso.
Cuando llegó a Perú, compró un pequeño kit y comenzó una producción en el jardín trasero de su casa. Así estuvo por algunos años hasta que, de pronto, llegó la pandemia y, con ello, el desabastecimiento de cerveza a nivel nacional. Era cómico como recibía mensajes de amigos dispuestos a comprar una o dos botellas, de lo que en ese entonces ya llamaban la ‘troglo chela’. Y es que, por su apariencia física y personalidad, sus amigos de toda la vida lo llamaban troglo, por troglodita.
Piero, quien se encontraba sin trabajo por haber dedicado toda la vida al turismo de aventura, vio entonces la oportunidad de tomárselo en serio y crear un nuevo negocio.
La marca Cervecería del Valle y su gran maestro cervecero, Carlos Barroso, le abrieron las puertas de su planta en el Valle Sagrado, en Cusco. Allí le enseñaron desde lavar barriles hasta el proceso químico que implica cocinar, lo que es considerado, el primer fermento de la humanidad.
Una serie de eventos devinieron rápidamente. Se compró fermentadores, barriles, los mejores lúpulos, cebadas y maltas y trabajó por siete meses en su primera receta ‘la Huaranita’, una IPA (India Pale Ale) bien lograda, guardiana de sabores y aromas intensos.
De pronto, una amiga creó el logo con su imagen, compró su primer pallet de botellas, chapas y una pequeña etiquetadora. Piero y su sobrino Quimey cocinaban todo el día, su hijo Lorenzo distribuía y su esposa renegaba por todo este movimiento dentro de casa. Sin embargo, fue ella la primera en regalarle dos grandes fermentadores que impulsaron el crecimiento de Troglo Birra.
Hoy se une a la marca una Red Ale: una fiesta de maltas, responsables del sabor y cuerpo de una roja con alma de airampo. Próximamente, se viene una Stout: una cerveza negra a base de algarrobina y miel de bosque del río Mapacho. Al mismo tiempo, anda incursionando en cervezas maceradas en barricas de roble y por su cabeza ya ronda la idea de una innovadora receta en base de papas nativas.
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Web: www.troglobirra.com
