Que tus viajes sean históricos. No exageramos entonces cuando te decimos que en este hotel conocerás más de Cusco que en un city tour.
Buscar un hotel a veces suele ser profundamente agotador. Y si eres de aquellos que no se conforman y buscan un ambiente lleno de detalles, la búsqueda se vuelve de nunca acabar. Será la edad, pero atrás quedaron esos días de buscar un sitio en el que dejar la «mochila», en conformarse con una cama simple, de darse una rápida ducha, -de ser posible- y salir disparado a recorrer las calles de la ciudad en la que te encuentras.
Sucede que Cusco es un lugar cosmopolita, una ciudad enclavada en los andes a la que todos quieren llegar para ver a la famosa, ciudadela inca y los vestigios que aún conserva esta suerte de Roma andina. No en vano es llamada el Ombligo del Mundo, el Puputi, la mitad del mundo o mejor dicho, su centro. Y todos los centros atraen.
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A unas pocas cuadras de la Plaza de Armas de esta enigmática ciudad se alza una casona colonial que es considerada parte del casco patrimonial del Cusco: Munay Wasi. Y lo es por estar construida sobre muros incas y coloniales.
Sobran los motivos para quedarse por aquí. La calle Tullumayo, donde se ubica esta cómoda casona, es una de las que delimita la figura de Puma que tiene Cusco ( su antiguo trazo urbano) Por aquí había manantes y lagunas mucho antes que los incas construyeran las bases arquitectónicas de su asentamiento humano. Y, precisamente, a unos pasos de esta calle, se llega a un pequeña placita llamada Rimacpampa, o la plaza que habla, puesto que por aquí discurrían y confluían el Tullumayo y el Río Saphy, dos principales ríos que ahora son pistas y veredas. Esta ruta te conectaba al antisuyu.
Munay Wasi, guarda historia no solo por estos aspectos sino porque además fue una antigua wiñapería, un lugar donde preparaban chicha de jora y posiblemente fue una de las primeras chicherías en Cusco. Precisamente en esta calle aún hay algunas de estas fonditas locales o “AjaWasi”, donde uno puede beber una rica jora, o una frutillada, escuchar un poco del quechua cusqueño – esa hermosa lengua que hace vibrar- y sentirse un local. Más allá, la Calle Miracalcetas te conduce al barrio de San Blas como para seguir perdiéndote en este cuadrante sin alejarte tanto de esta estancia y como para ir aclimatando nuestra humanidad y repeler el temible soroche o mal de altura.
Pero el ingreso a su maravilloso hall que evoca la arquitectura colonial, es deslumbrante. Amplio, cálido, relajante, que transmite un ambiente de quietud y serenidad. Estas instalaciones logran que te sientas en casa, además el salón evoca esa vieja costumbre cusqueña de retozar tranquilamente en jardines y patios de los antiguos solares después del almuerzo. Y aquí ¡qué ganas da de hacerlo!
Aún hoy a la entrada de este particular hotel, arriba del dintel, se luce un reloj pintado y al que todos llaman relojchayoq. Pero, ¿qué tiene de particular este reloj?. Pues un dato curioso sobre esta reliquia es que marca la hora exacta en que sucedió el terremoto que asoló a la ciudad del Cusco por la década del cincuenta, durante el siglo pasado. Sus manecillas apuntan imperecederamente a las 2 menos cuarto, momento en que el reloj se detuvo para siempre y momento en el que muchas casonas del centro de la ciudad se vinieron abajo, menos esta.
El color amarillo de su fachada, las empedradas paredes, el techo alto que deja ver la balconería, las bóvedas y dinteles, los matecitos de coca siempre listos para acoger a uno que otro turista recién llegado dan suficientes pistas para imaginar cómo la vida se disfruta en estas paredes.
Las habitaciones son acogedoras y decoradas con diseños del folclor cusqueño y de las tradiciones incas y coloniales, y bueno, las tecnologías actuales como el Wifi, Internet, Tv y cable son un agregado más para un estancia ya de por sí fenomenal. Al igual que la comida que sirven en su acogedor restaurante, Sumaq Mijuna Wasi: Brotes, tomates cherrys y bistec de alpaca y otras suculencias novoandinas conforman una carta que hay explorar sin tapujos. Noy hay que olvidarse nunca el remate para una comida a más de 4 mil: un mate de coca pero mejor que sea de muña – y que aquí se ofrece solícitamente como remedio para todos los males- para que la comida no haga estragos con nuestra visita por esta localidad incásica.
Si la historia y las tradiciones, además del confort y la excelencia, siempre han sido una máxima a la hora de buscar un refugio para tus planes de viaje, ¿qué mejor que alojarse en un palacio en el que cada esquina, detalle o singularidad nos cuenta un pedazo de la historia de Cusco?
En rumbo:
Munay Wasi Inn : munaywasi.com
Dónde: Av. Tullumayo 418
Reservas: reservaciones@munaywasi.com
T: 051- 84-2450283 / 231245
Servicios: Caja de seguridad, cambio de moneda, lavandería, custodia de equipaje, servicio de taxi.
Viajes: Ademas de vivir la experiencia cusqueña. Munay Wasi promueve incursiones a Tambopata, Puerto Maldonado, Madre de Dios y Eco Amazonia Lodge: una Reserva Ecológica de 4,798 hectáreas, dentro de un bosque lluvioso ubicado en este corazón del paraíso Amazónico ya la que se llega navegando por el río Madre de Dios.
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