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El observatorio solar más antiguo de América está en Ancash

Sorpréndete con las trece torres de Chankillo (Casma, Áncash), el observatorio  solar más antiguo de América que será restaurado y puesto en valor a partir de junio.

Desde que uno pone un pie fuera de la capital de Casma, en Áncash, un espejismo parece confundir a propios y extraños. Una colina rocosa coronada con trece torres de piedra, brotan de su lomo como si se tratase del espinazo de un gran dragón durmiendo en la arena. Parece estar vivo… y lo está: Chankillo, el observatorio solar más antiguo de América y mejor conservado del mundo, sigue funcionando desde hace 2 mil 300 años. Aunque usted no lo crea.

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Es así que toda esa ilusión producida por el efecto del sol abrazador se va disolviendo a medida que rodeas el santuario astronómico prehispánico que a partir del próximo mes será restaurado y puesto en valor, gracias a la  World Monument Found (WMF), la embajada de los Estados Unidos de América y la Municipalidad de Casma.

El complejo arqueológico de Chankillo posee alrededor de dos mil hectáreas. Foto: Andina

Este enigmático lugar de 2 mil hectáreas que ocupa parte del desierto de Casma, corresponde a un complejo arqueológico (Chankillo) que se erige en medio de dunas como una fortificación construida en torno a un templo o centro de adoración, resalta Iván Ghezzi, director del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú y director del Proyecto Chankillo,

Aquel lugar sagrado servía a sus habitantes para señalar con exactitud los solsticios (24 de junio – 24 de diciembre), los equinoccios de marzo y setiembre y, hasta contemplar el amanecer y el ocaso del sol a partir de la posición del astro rey. Pero no solo Chakillo cuenta con trece torres, el sitio abarca un templo y una plaza construidos en piedra y también dedicados al culto.

Astronomía a la antigua
Si bien en marzo del 2007 la prestigiosa revista Sciencie puso a Chankillo en los ojos del mundo mediante un revelador informe que rebotó en varios medios, su historia ya circulaba en el mundo académico desde el 2001.

Esta odisea en el espacio la empezó el arqueólogo peruano Iván Ghezzi, cuando comenzó sus investigaciones en los desiertos de Casma, cerca al castillo de Chankillo. En ese entonces una fortaleza circular con muros de piedra que pasaba desapercibida por los lugareños, pero que había llamado la atención de estudiosos de la talla de Julio C. Tello, Rosa Fung y los esposos John y Theresa Topic.}

Trece torres conforman el observatorio solar más antiguo de América. Pueden haber más. Foto: Fondo Mundial de Monumentos

Fue en sus expediciones arqueológicas que desvió la mirada hacia otro monumento vecino, menos espectacular, que se alzaba en el horizonte con sus trece torres instaladas en sucesión. Sus estudios llamaron la atención de una de las figuras mundiales de la denominada arqueoastronomía, el renombrado inglés Clive Ruggles, recordado por sus investigaciones en Stonehenge.

Ambos se conocieron y se internaron al desierto peruano con equipos de última generación que instalaron en las inmediaciones de Chankillo. Los dispositivos le permitieron llegar a las conclusiones que hoy son noticia en todo el mundo: la civilización (Chankillo) que ocupó el valle medio de Casma, muy cerca de Sechín, hace 2 mil 300 años construyó el observatorio solar más antiguo del continente.

Esos hallazgos sorprendieron tanto al veterano Ruggles quien tuvo que reconocer que tal maravilla cultural no podía compararse con otros observatorios en el planeta. Reconocía  el descubrimiento de una estructura prehispánica que contribuía a la observación de la salida y puesta del sol. Una herramienta que hasta hoy permiten comprobar las mismas contemplaciones desde hace dos milenios.

Fue así que los trabajos de ambos se publicaron en la revista Sciencie y dos años después (2009) iniciaron las gestiones para postularlo como candidato a Patrimonio Cultural de la Humanidad. Para que eso pasara la Unesco exigía que los monumentos debieran ser templos, pirámides o megamonumentos que estén alineados a la salida del sol, puestas de sol o estrellas o, también podían ser instrumentos antiguos que sirvieron para observar el cielo nocturno. Por supuesto, Chankillo reunía ambas condiciones.

Ivan Ghezzi es el arqueólogo peruano director del MNAAHP. Foto: MNAAHP

Por estos méritos, en la actualidad Chankillo fue inscrito en una lista preliminar de sitios para Patrimonio mundial de la Humanidad en 2013. «Representa una obra maestra del genio creativo humano», sostiene el documento que sustenta esta postulación. Pero ahora nace otro enigma: ¿quién lo construyó? ¿Quiénes lo habitaron?

Aún no se sabe a ciencia cierta que cultura vivió en esa zona hace 200 años antes de Cristo. Pero lo que sí se sabe es que no está relacionada con las culturas preincaicas ya conocidas de esa época. Lo cierto es que debió ser una civilización bien organizada como para construir este monumento en un periodo corto de 25 años, nos referimos a todo el complejo arqueológico de Chankillo. “Todavía hace falta saber mucho más sobre su modo de vida, religión, idioma, etc.», dijo Ghezzi en una entrevista a BBC.

Hasta entonces, lo que nos queda a los peruanos, mientras Chankillo sigue en la fila de espera de la Unesco, es conocerlo, conservarlo y protegerlo de los agentes externos. En 2014 esta maravilla cultural estuvo acosada por un proyecto que planeaba construir un centro penitenciario de alta seguridad en las afueras de Casma. Estaba de más decir que dicha edificación perjudicaría a los sitios arqueológicos de Manchan, Chankillo y el Museo de sitio de Sechín. Al final Casma se puso en pie de guerra y el proyecto no se  concretó. Chankillo fue más y eso nadie lo puede negar.

 

 

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