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Cuenca, destino de historias y aguas calientes

Por Rolly Valdivia / Fotos: Wendy Rojas

En su segunda jornada en la ‘tierra del mercurio’, el equipo periodístico de Rumbos del Perú visitó Cuenca, uno de los 20 distritos de la provincia de Huancavelica, en la región del mismo nombre. El recorrido no solo estuvo marcado por la belleza paisajística y el legado histórico-cultural sino por las voces de los compatriotas que conocimos en la ruta. Son esas voces las que nutren esta crónica.

La abuelita Haydee está feliz, desde hace días que está muy feliz. Pronto vendrán sus nietos a visitarla. Quizás por eso se anima a cantar y a relatar como se sintió en los meses más duros de la cuarentena. Triste estaba. Ni comer quería porque no había forma de visitar ni de ser visitada por su familia más cercana. Ellos ya no viven en el pueblo. Ella sí. Ella se quedó para restaurar la casa de sus padres.

Horticultura en las casitas de Cuenca. Foto: Rolly Valdivia

“Todos los días cuido el jardín y la huerta. Soy una hortelana”, dice hablando bajito, con ternura y hasta con cierta timidez, cuando muestra el balconcito ideal para observar el patio copado de verdor, las plantas y las flores que le dan color y aroma peculiar a su apacible vivienda, y los cuartos que ha habilitado para brindar hospedaje y dulce sueños a los viajeros que arriban a su tierra.

Esa tierra que quiere ver crecer y florecer, como también quiere ver a sus nietos corretear por aquí y por allá, entonces, sentirá que su esfuerzo y dedicación no son en vano. Será su recompensa por mantener impecable la casita de sus padres. Así honra su memoria y, a la vez, mejora el ornato de Cuenca, su distrito “que merece desarrollarse en mejores condiciones”, reflexiona en tono de rebeldía.

Casas habilitadas y listas para recibir al turismo local

No muy lejos de ahí, en un paraje con pozas que invitan al relajo y postales inspiradoras del Mantaro –“el río que debemos cuidar y proteger”, citando una vez más a la abuelita hortelana – el señor Wilder vive como un rey en la casita sin lujos ni opulencias que construyó debajo de un árbol. Eso es lo que afirma. De eso se ufana mientras mira con cariño a Emilia, Estela y Edna.

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Así llama a las tres pozas del proyecto que emprendió hace cinco años para impulsar la economía rural, aprovechando esas “aguas volcánicas subterráneas que no son calientes, pero tampoco frías, sino temperadas y por eso permiten el relajo”, comentó en clave de trabalenguas, antes de proclamar que su vida es ajena a las estridencias. Él prefiere la paz y la tranquilidad.

Tanto así que a los foráneos deseosos de poner música a todo volumen para amenizar su estancia en Aguas Calientes –donde hay vestigios del Qhapaq Ñan y se ven los rieles del Tren Macho-, les recomienda -¿amablemente?- “que se vayan a una discoteca” porque “aquí solo se escucha a la naturaleza”, agrega el caballero que bautizó a sus pozas con los nombres de su abuela, su madre y su esposa.  

Horas antes, justo cuando en el pueblo repiqueteaba la María Angola de la Iglesia Matriz y minutos después de que en la plaza un animado grupo de cuencanos bailara la danza de Pascua -que es una burla o mofa a los españoles- mientras varias mamitas destapaban sus ollas para mostrar lo mejor de la gastronomía local, Guillermo, el presidente de la comunidad, viaja al pasado con sus palabras.

Vía férrea del Tren Macho

Acucioso y certero, cuenta con entusiasmo que aquí se asentó el curacazgo prehispánico de los astos, que la Iglesia Matriz o San Francisco de Asís fue construida presumiblemente en 1588 (cifra que escrita en uno de los campanarios) y que en la campaña de La Breña -en la que participó el coterráneo Arístides Chávez- el templo fue incendiado con la soldadesca chilena en su interior.

Danza de Pascua en Cuenca
Iglesia Matriz o San Francisco de Asís

Más palabras, más detalles, más historias. “El distrito fue creado políticamente el 17 de agosto de 1920, pero lo celebramos el 16”, agrega Guillermo, quien recuerda que hace ocho años se cayó el puente que los conectaba con la carretera a Huancayo. Hoy, para ir a la capital de la región Junín, tienen que bajar hasta Izcuchaca. Se gasta más. Suben los productos. Golpe a la economía local.

Mejor no molestarse ni ponerse bravos como los toros que se topetean violentamente en el camino que lleva a Aguas Calientes, la zona de distensión que está en las afueras del núcleo urbano de Cuenca y en una de las empinadas márgenes de la carretera Huancayo-Huancavelica, posición estratégica que lo convierte en una atractiva parada para los que van y vienen por esa vía.

El que no va ni viene por culpa de los toros, es Emilio, el alcalde del distrito, que alguna vez, cuando manejaba un vehículo, sufrió la arremetida de unos astados enjundiosos. Así que prefiere esperar antes de continuar hacia los baños, la última parada de una larga jornada que se inició muy temprano en Moya, aunque pudo comenzar también en la ciudad de Huancavelica.

Vista panorámica del Río Mantaro Foto: Rolly Valdivia

Los golpes enseñan, reza un dicho, y el alcalde, según parece, es un buen alumno. También es un buen conductor. Rapidito iba por las sendas rurales para mostrar cuanto antes las bellezas de su distrito de altura. Fue tanto su entusiasmo que hasta realizó una parada inesperada en el centro poblado de San Vidal, donde allácito nomás hay unos vestigios arqueológicos de la época prehispánica.

Pero los allácitos siempre son relativos. Lo sabe el alcalde y los comuneros que señalan lo más alto de un cerrito como el lugar en el que está Cunyari, antes llamado Coto Coto, una zona arqueológica fortificada erigida en un promontorio. Maltratada por el tiempo y el descuido, de su presumible grandeza solo quedan vestigios de varias viviendas circulares y pedazos de cerámica de la época huanca.

Solo queda imaginar como habría sido la vida en esta atalaya a 3774 metros de altura, que regala vistas magníficas de la geografía huancavelicana. Eso es lo que hace Emilio al encontrar un mortero o batán de piedra. Sí, él deja de ser alcalde por un momento, para mostrar como molían los granos sus antepasados en esas joyas arqueológicas que merecen ser conservadas y protegidas.

Sitio arqueológico Cunyari

Investigar Cunyari es una tarea pendiente. Lo saben los comuneros, el burgomaestre y los funcionarios de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Huancavelica. Hace solo unos meses, una delegación inspeccionó la zona. Es el primer paso de los muchos que se deben de dar para honrar la memoria de los huancas y recuperar el patrimonio de todos los cuencanos, de todos los peruanos.

Y ese agotador ascenso sin sendero ni camino, sucedió antes de escuchar los cantos de la abuelita Haydee Sánchez -cabello negro, figura delgada, manto violeta-, las reflexiones de Wilder Villegas -rostro arrugado, barbita blanca, báculo en una de sus manos- y los datos históricos de Guillermo Méndez -ojos vivaces, facilidad verbal, papeles y un libro bajo el brazo-.

Fueron ellos y la autoridad edil, Emilio Huarocc, los que con su amabilidad y cortesía, mostraron lo mejor de Cuenca. Un distrito que tiene que florecer para que la abuelita Haydee les cante a los viajeros hospedados en su casa, para que el señor Wilder siga enseñando que la naturaleza compone las mejores melodías y para que el presidente Guillermo continúe investigando las raíces de su pueblo.

Mientras ellos hacen eso, Emilio seguirá esperando que los toros que se crucen en sus andares motorizados dejen de pelear y, cuando pueda, parará en algún lugar recóndito para explorar o enseñar un sitio fuera de ruta, ajeno al circuito turístico que se busca fortalecer en Cuenca, la Cuenca de Huancavelica y el Mantaro, donde las campanas de la iglesia centenaria siguen convocando a propios y extraños con sus rítmicos tañidos.

La María Angola de Cuenca Foto: Rolly Valdivia

En Rumbo:

El viaje: desde Lima hasta Huancavelica por transportes Oropesa (www.oropesa.pe). Tiempo: 10 horas. Ruta: Lima-San Clemente (Pisco)-Huaytará-Huancavelica. De Huancavelica a Cuenca: 2 horas aproximadamente. El distrito también es accesible desde Huancayo (Junín).

Cuándo ir: se recomienda visitar Cuenca en la época seca (mayo-octubre).

Altura: el centro urbano de Cuenca se encuentra a 3167 m.s.n.m., pero el distrito cuenta con zonas de mayor altura.

El río: al llegar a Cuenca se tiene una vista espléndida del Mantaro. Prepare la cámara para obtener imágenes memorables.

Ir y volver: por su cercanía a las ciudades de Huancavelica y Huancayo (Junín) este circuito puede desarrollarse en un solo día, pero no olvide que en Aguas Calientes y en el centro de Cuenca hay lugares para pasar la noche (también se puede acampar)

Guanaco: esa fue la denominación de esta zona, antes de ser conocida como Cuenca, por la localidad española de Castilla-La Mancha. El término guanaco hace referencia a los descendientes de los antiguos pobladores, comentó Guillermo Méndez.

Tañidos: las campanas de la Iglesia Matriz suenan de manera distinta cuando se convoca a las reuniones comunales o se trata anunciar el fallecimiento de un vecino.

Gustitos: en Cuenca anímese a probar el cuy.

La yapa: aproveche la visita a Cuenca para recorrer la vecina Izcuchaca. Conocida como el Puerto del Mantaro, merece especial atención su puente colonial de cal y canto. Es perentorio, además, probar sus panes tradicionales.

Agradecimientos:

Gobierno Regional de Huancavelica

Dirección Regional de Comercio Exterior, Turismo y Artesanía de Huancavelica

Municipalidad distrital de Cuenca y a la Comunidad Cuenca.

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