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Gastronomía

Su majestad, el life

Callanca, a 20 minutos de Chiclayo, convoca a comensales atraídos por la sazón y variedad de platillos elaborados en base al life, un pez desconocido para la mayoría de los peruanos, que en Callanca alcanza dimensiones reales.

Por  Kristhel Ángeles

Entré a ese universo secreto del sabor que es Callanca, caminé bajo la sombra de faiques y ciruelos, y me dejé llevar por el aroma a cabrito, arroz con pato y pepián de pavo, pero finalmente caí rendida a los pies del life. Pero… ¿Qué es el life? ¿Es acaso una palabra en inglés? ¡Pues no! Y no los juzgo si ustedes  tampoco han escuchado de estos pequeños pescados de agua dulce que se desarrollan en algunos ríos de la costa, así como en pantanos y arrozales.

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En realidad es un bagre, pequeño y con bigotes, pero no se equivoquen, es uno de los alimentos predilectos de los lambayecanos oriundos, cuyo buen sabor llevó a los moches a perennizarlos en sus ceramios.

Regresan las panquitas

Mi curiosidad por lo nuevo me llevó a ingresar a la cocina del restaurante campestre El Milagro, donde Rosa Túllume Pisfil me contó que la chicha de jora, la cebolla china, el culantro y el ají son especias que le dan el buen gusto a los lifes envueltos en panquitas de choclo que son asados en una olla. Rosa me comentó que las panquitas de life son un aperitivo que ningún cliente perdona, lo que explica porque este platillo se agota antes de la una de la tarde.

En el restaurante Mi Carmencita, Fanny Túllume Farro, me ofreció un delicioso sudado de lifes con yucas, camotes y choclo, tal y como lo preparaba su abuelita Andrea. Este platillo pasó de los fogones de casa al negocio familiar, y hoy es un éxito rotundo no solo en Callanca y Monsefú sino también en Chiclayo. Uno de los secretos de su preparación –me confió Fannyes tener el pez vivo para luego beneficiarlo solo echándole sal, solo así su carne agarra consistencia.

El propietario del restaurante campestre Las reliquias de Mi Tierra, José Mercedes Torres Ballena, llama platos perdidos a los potajes en base a life, debido a que es un pescado escaso y caro (S/. 28 el kilo). Pero igual lo tiene en su carta. “¿Quién sabe?, el mundo da vueltas, hace algunos años las panquitas de life se pregonaban y vendían por las calles de Chiclayo”, dice José. Definitivamente, hay tradiciones que merecen una segunda oportunidad.

El life en la iconografía moche

Este pez fue una pequeña deidad prehispánica y su esbelta figura se luce en muros y frisos de esta cultura norteña.

El life era parte importante de la dieta de los antiguos moches. El arqueólogo Walter Alva señala que “existen varias representaciones del life como un pez sagrado”. Precisamente, el 2015, se hallaron frisos marinos en un patio ceremonial del complejo El Brujo, en el distrito de Magdalena de Cao, La Libertad.  Allí se pueden observar rayas, mantarayas y olas. Pero también se aprecia al life. “Un pez muy importante para los moche y que en esa época abundaba”, anotó Regulo Franco, director del complejo El Brujo.

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