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Gastronomía

¡Pimentel pica y gusta!

Panquita, centenario plato lambayecano en honor a los dioses Moches. Foto: La Picantería

El norte no sólo está listo para recibirte, sino que además de sus ya conocidos atractivos turísticos, suma ahora un nuevo motivo para ir y picar con gusto: La Picantería del Mar, de la familia Solís. ¡Provecho!

Por Martín Vargas

Los 25 grados en la playa y el avance trepidante del reloj, son claros indicadores que así tengas el corazón contento por estar en Pimentel, es hora de tener la barriga llena. Un rápido paseo por el malecón en busca de un cebiche o una tortilla de raya (predilección del cronista en cuestión) nos dice que la cosa está buena.

El faro del buen paladar. Imperdible en Pimentel. Foto: Martín Vargas

Varios restaurancitos llaman la atención y cuando estamos a punto de jalar una silla, un cartelito simpaticón anclado en una tradicional casita del balneario donde nació José Abelardo Quiñones, nos dice que paremos la mano y dejemos la silla donde está. Avanzamos unos metros y nos topamos con una grata sorpresa.

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La familia Solís, sí, el clan que impulsó el boom gastronómico llevando la comida lambayecana a Lima y que le puso mantel largo al chirimpico y el chinguirito, acaba de abrir en Pimentel «La Picantería del Mar«, una propuesta fresca y que siguiendo la estela de La Picantería de Surquillo, le rinde tributo a la tradicional y democrática picantería norteña.

Lechón Chakupe hecho chicharrón. Cocción lenta , jugosa y piel crocante, sarza y camote de Monsefú. Foto: La Picantería

Mesas largas con mantel colorido y forrado con plástico. Bancas comunitarias, cadenetas, focos de colores y pizarras anunciando la pesca y los platos del día, son prueba irrefutable que los creadores del Fiesta siguen divirtiéndose en la cocina, y continuan -tercos ellos- empecinados en revalorar y poner arriba, siempre arriba, el nombre de la auténtica cocina lambayecana.

Chitas al ajo, tortillas, cebiche de caballa, un rocoto relleno llevado al sudado, langostas del Puerto Éten, Rinchín de peña, cangrejos, percebes, palabritas que no dicen nada, pero que saben mucho. Esto es, como dicen los españoles, ¡la ostia! Y lo mejor de todo es que se sirve en fuentes para picar y compartir. Y claro, si se llega temprano, uno puede escoger su pescado y pedir que se lo preparen como más le guste.

Erizos de San Juan de Marcona, cóctel con mayonesa de olivos tacñenos. Foto: Difusión

La culpable de tan aplaudible desmadre es Shirley Oropeza, jefa de cocina y mano derecha de la familia Solís. La verdad es que sus fríos y calientes están al nivel que uno esperaba, siendo una marca del grupo Fiesta. Todo en su punto, y eso incluye a sus macerados de pisco (grande Junior Baldera) y, cómo no, a su imperdible cerveza Moche Loche y su puntito de ají.

En rumbos

¿Dónde está? Rivera del Mar 164, Pimentel, Lambayeque (a 20 minutos de Chiclayo)

Contacto: (074) 453142

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