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Lurín, ¿un valle con los días contados?

Desde hace unos días se viene desatando en Lurín una ola de críticas a las autoridades del Municipio de Lima. La razón: el cambio de zonificación de Lurín el último valle verde que le queda a Lima. La explosión demográfica en las ciudades obligan a las urbes a expandirse y tal parece que todas las miradas de terrenos disponibles para esta expansión, recaen sobre este valle. 

En los días pasados el Centro Urbes, un equipo multidisciplinario de jóvenes que trabaja en áreas de conservación de ecosistemas silvestres en las ciudades, alertó sobre la decisión tomada por la Comisión de Desarrollo Urbano de la Municipalidad Metropolitana de Lima de aprobar el cambio de zonificación en el Valle de Lurín, pese a que la Comisión de Medio Ambiente, Salud y Bienestar Social del propio municipio de Lima  se mostró en contra.

Colectivos civiles creen que la nueva zonificación empeoraría la situación del último valle urbano en Lima

Los reclamos no se hicieron esperar y un extenso comunicado de instituciones y organizaciones ha solicitado al Municipio de Lima que esta decisión de marcha atrás pues la propuesta destinaría el valle agrícola de la zona a usos industriales, residenciales y comerciales de alta densidad y  los terrenos de la cuenca baja con zonificación de casa huerta y agrícola pasarían a uso residencial de densidad baja y media.

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Es decir esta reestructuración integral de zonificación (RIZ) solicitada por el municipio de Lurín y validada por el Instituto Metropolitano de Planificación contempla el trapecio de Lurín, las inmediaciones del Santuario de Pachacamac, la zona costera, los humedales de Quilcay  o San Pedro), entre otros espacios del distrito. 

Para el regidor metropolitano de Lima, Carlo Ángeles Manturano, esta situación pone en riesgo el equilibrio ecológico de Lurín y de todo Lima:  “Respecto al humedal de Quilcay, No existe una resolución formal que defina a Quilcay como humedal, lo que trunca su protección, según regidor Ángeles.

 

 

En ese mismo sentido opina el arquitecto, Santiago Agurto,quien asegura que lo del RIZ es un atropello  al valle de Lurín y al Santuario de Pachacamac, pues este cambio de uso del suelo afecta las tierras agrícolas del valle, las lomas, los humedales y el paisaje en la zona de amortiguamiento del Santuario que debemos recordar está protegido por un Plan de Manejo aprobado por Decreto Supremo Nº 004-2014- del Ministerio de Cultura: “ ¡Permitir edificios de hasta 9 pisos! Tiene el agravante, además, de borrar de un solo plumazo más de 5.000 hectáreas de suelo de valor ecológico en dos distritos Pachacamac y Lurín”.

La zona de amortiguamiento del Santuario también se incluye en el RIZ

 

Con mucha pena caemos en cuenta que aún hay poca transparencia con estos procesos y que entre gallos y medianoches se sigue teniendo esta forma de diseñar la ciudad al ‘caballazo’. Sin la participación de sus usuarios, sin tomar en cuenta sus necesidades y sin importar si estas medidas realmente proporcionarán bienestar.  Sin embargo, mover las industrias al sur ha sido un sueño acariciado de años por la comuna de Lurín  desde su ordenanza aprobada en 2014.  En esto hay que anotar que el arquitecto Romero Sotelo, actual teniente alcalde del municipio limeño, ha señalado siempre a Lurín como una de las zonas más idóneas para el desarrollo industrial: “ Lima necesita desarrollar una zona industrial, los grandes parques industriales como Indupark en Chilca y MacrOpolis en Lurín son un buen ejemplo” ha dicho a Gestión en junio del año pasado. 

Los Humedales de Quilcay no se incluyen dentro del RIZ. Su existencia está reconocida por la Autoridad Nacional del Agua. Foto: Wendy Rojas

El arquitecto y urbanista Somocurcio ha llamado a esta decisión de la comuna errática: “Es lo más importante que Lima necesita hoy en plena crisis o ¿hay gato encerrado?” y repara en una larga lista de pendientes en la capital que el municipio sí debiera prestar atención cuanto antes como proteger y promover el desarrollo de los valles urbanos que alimentan la ciudad, como el de Lurín, o crear un banco de suelo público para desalentar las invasiones y ordenar la expansión urbana o exigir el plan Maestro de la Costa Verde para ofrecer espacios públicos a la ciudad. Pero nada de esto le importa al Concejo Metropolitano sino más bien la eliminación de áreas verdes y espacio de calidad, de nueva convivencia. Recortar las Lomas de Pachacamac , no reconocer a los Humedales de Quilcay – dos temas que hemos tratado antes aquí – ¿esa es la manera en que la comuna limeña construirá más ciudades humanizadas? Creemos que no. 

La expansión urbana fijada en el RIZ crearía parches en las Lomas de Pachacamac

El año pasado Produce identificó 5 zonas con potencial para implementar un modelo de gestión de parques industriales y una de las zonas identificadas con potencial fue Lurín. Es así que no nos sorprende que ahora Lurín ya se encuentra alistando un cambio de zonificación en cerca de 1000 hectáreas para industria y comercio y que el alcalde Muñoz se haya olvidado eso de que su gobierno edil “ tendrá como eje hacer ciudades humanizadas, en la que se priorice al ciudadano y la familia”. 

Lo que queda es que se corrija este error y que el Concejo Municipal no se apruebe este despropósito,  y,  que finalmente Lima, luego de esta crisis, pueda replantear un mejor diseño urbano y avanzar hacia ciudades más saludables y mejor planteadas, pues lo que tenemos dista mucho de eso.  

 

 

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