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Ica: Al gobierno regional le irá muy mal en Huacachina

Sanboard en el desierto de Ica - Huacachina

“Asumí la responsabilidad porque me nace, me gusta y le tengo cariño al desierto, pero las autoridades no. Yo tengo la capacidad para continuar”, asevera Christen Coleman, la mujer, la empresaria, la ambientalista que los tres últimos administró el Área de Conservación Regional Laguna de Huacachina. Rumbos conversó con ella. Estas son sus impresiones.

Por Rolly Valdivia 

“Vine con una amiga. El sitio nos gustó. Había mucha fiesta y a mí me gustaban las fiestas. Hice muchos amigos”, recuerda Christen Coleman, la actual administradora del Área de Conservación Regional Laguna de Huacachina, al recordar su llegada como mochilera al mar de dunas –como ella misma los describe– que cambiaría el rumbo de su vida.

En ese entonces, ella era una joven universitaria de 21 años que había decidido viajar cinco o seis semanas por Sudamérica. En esas andanzas, descubriría el desierto iqueño, sin imaginar siquiera que en el momento de elegir el tema para su tesis en desarrollo sostenible –el enfoque elegido dentro de su carrera de Estudios Medioambientales– en su mente aparecería Huacachina.  

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“Me quedaría seis meses haciendo mi tesis. En ese tiempo conocí a mi primera socia de negocio”, comenta Coleman, antes de admitir que jamás tuvo espíritu de negociante, pero que le gustó la idea por el potencial del lugar y la posibilidad de avanzar y crecer sin invertir mucho dinero. «Compramos un terreno y de ahí ya me mudé. Después conocería a mi esposo”.

Una empresa, Desert Nights, y una familia que se cimentó en las dunas. “Sí, he ido creciendo”, sentencia orgullosa la mujer que arribó al Perú en 2001 y que en 2005 se mudaría al pomposamente llamado oasis de América. Mucha arena ha ‘corrido’ por el desierto desde aquellos tiempos, tanta, que en diciembre del año pasado, asumiría la administración del área de conservación en la que vive.

“Cuando sale la idea de la tercerización se hizo una licitación pública, pero el momento era tan horrible en Huacachina, que difícilmente una empresa se animaría a postular. Era un riesgo muy grande, pero yo lo asumí”. Un riesgo grande en un plazo muy corto. Solo tres meses que se vencen este martes. A partir de ese día, el área será administrada nuevamente por el Gobierno Regional.  

El cambio preocupa a los vecinos, asociaciones y operadores turísticos que en su mayoría apoyan el modelo actual. Será que la experiencia les ha enseñado que ni el municipio ni el Gore son buenos administradores. “Siempre se ha cobrado dinero para ingresar a Huacachina, pero en vez de invertirlo aquí se lo han gastado como han querido. Eso frustra a todo el mundo”, se lamenta Coleman.

“Nosotros hemos hecho cosas que la municipalidad no hizo en 10 años y el gobierno regional en dos. No es que sean flojos sino que los mecanismos del Estado son muy burocráticos y siempre hay riesgo de corrupción. Aquí hay mucho dinero, cinco veces más de lo que antes se recaudaba. La autoridad no entiende que la gente está pagando porque sabe que el dinero se está utilizando en Huacachina.

En la opinión de la todavía administradora, el Gore piensa que seguirá recaudando las cifras de ahora, “pero eso no será así porque el gobernador no va a tener apoyo de los vecinos. Ni siquiera van a tener una oficina –actualmente la sede de la reserva son los ambientes de la empresa Desert Nights–. Les va a ir muy mal. Eso lo sabemos todos”, concluye y agrega con pesar que “nos están quitando la viada».

La fecha del cambio se acerca. La decisión, según parece, no va a cambiar más allá de las protestas de los vecinos y los operadores turísticos. “En el Gore los escucharán quejarse por un mes y de ahí continuarán con su plan”, vaticinaría con acierto. Y es que los reclamos de quienes están en contra de esta decisión han sido ignorados por la autoridad. Poco a poco se irán silenciando.

Hace unos días, cuando el tema se mediatizó en Ica, Coleman concedió una entrevista a JF Informa Ica, en la que resaltó entre los principales logros de su gestión: el incremento de la recaudación mensual de 75 000 a 250 000 soles, la plantación de 850 huarangos en el límite con el asentamiento humano la Tierra Prometida, y la remoción de 20 toneladas de basura a través de campañas de limpieza.

También mencionó la organización de eventos culturales todos los fines de semana, la compra de nueves cámaras de seguridad de alta resolución y la contratación de personal de seguridad, algo que nunca se había hecho. Pero eso no es todo, después de 30 años se podaron las palmeras y se pintaron las barandas del balneario, detalles que hermosean un lugar que “es fabuloso para los que vienen de afuera”.

Eso Christen Coleman lo sabe bien. Ella llegó de afuera, de los Estados Unidos, para quedarse. Ahora su vida está en “ese desierto que me encanta y me sigue impresionando, porque aquí encuentro silencio”; un silencio que no es un buen aliado y que es necesario romper cuando se quiere para la viada en el desarrollo y la conservación de Huacachina, su hogar, el lugar en el mundo que eligió para vivir y formar una familia.

Reflexiones

“Si seguía en la administración, hubiera ejecutado un proyecto para reflotar Orovilca, una laguna que se dejó morir”.

“Hace como dos años hubo una crisis de residuos sólidos en Ica, había basura por todos lados, entonces, con los vecinos creamos una oenegé, Eco Dunas, y una asociación. Fue así que empecé a ser más activa en la comunidad”.

“Los tubulares son como un arma de doble filo. Por un lado dañan el paisaje y, por el otro, generan los ingresos que permiten trabajar en la conservación de Huacachina”.

“Lo ideal sería ordenarlos para que minimicen el impacto que producen, pero hay poco apoyo de las autoridades y ellos mismos”.

“En la actualidad hay más o menos 200 tubulares, pero no podría decirte cuántos deberían operar porque a mi parecer están mal hechos los estudios de capacidad de carga”.

A tener en cuenta

+6000 personas visitan Huacachina en un fin de semana de temporada alta; 1000 en un día de semana.

+2407 hectáreas tiene el Área de Conservación Regional Laguna de Huacachina.

+El área de conservación tiene como objetivo conservar una porción del desierto de secado subtropical del Pacífico. En el Perú solo hay dos parches de este desierto; el otro se encuentra en Piura.

+A través de un pozo tubular de 40 metros y una bomba de agua que funciona 20 días al mes, se mantiene el nivel óptimo de la laguna.

 

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