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Destinos Largos

La Caravedo: turismo enológico en la destilería más antigua de América

Gunther Félix / Revista Rumbos

Mucho antes de que el navegante español Luque Serrano introdujera la primera cerveza en el Perú y de que cualquier otro destilado como el vodka, ron o gin exista, el pisco ya se estaba produciendo aquí en la hacienda La Caravedo, donde el naranja pinta las paredes y los viñedos perfuman cada hectárea de la destilería más antigua del América.

Lo dicen sus trabajadores y lo reiteran sus instalaciones de 1684 que a pesar del paso del tiempo, conservan el lagar circular -donde se pisan la uva-, la prensa de huarango y los recipientes de barro: las puntallas, botijas y tinajas que le otorgan, tal vez, aquella única estructura como lo ha sido el pisco en los últimos 333 años. “Nosotros prensamos la uva, sacamos el mosto, fermentamos el mosto, lo convertimos en vino y destilamos el vino en el alambique (falcas)”, ilustra brevemente Johnny Schuler del proceso del “mejor destilado jamás hecho”.

Pisco Portón se produce en la bodegas de La Caravedo desde hace siete años. Foto: Giuliana Taipe.

Aunque suene al orgullo del propio portavoz de la marca peruana Pisco Portón -que se produce en el latifundio desde hace siete años-, no lo es. Lo cercioran más de 150 premios y reconocimientos internacionales obtenidos por su sabor y calidad, entre ellos del Concurso Mundial de Bruselas, calificado por expertos catadores como la competencia más importante en el mundo para las bebidas alcohólicas, vinos y espirituosos.

Claro está que en las bodegas de La Caravedo no nació el pisco, pero sí podemos asentir que se perfeccionó el futuro de aquel aromático destilado de uva por el cual una conocida agencia de relaciones públicas en Estados Unidos se cautivaría hasta el punto de promocionarlo en el videoclip de una cantante muy ovacionada en el mundo de la música… ‘Rabiosa’, interpretada por la colombiana Shakira.

Por la ruta del pisco

Y como olvidar el día en que… lo sentimos, es fácil perderse en ese afán por citar cada personaje de esa interminable lista que se rindió ante esta ‘bebida de dioses’, así como lo hizo este inexperto catador al calmar su sed con los tres estilos de pisco que se hacen en el Perú, empezando con un puro, después con un mosto verde y cerrando la clase magistral de Johnny con un acholado. Así que mejor rebobinemos, de atrás hacia adelante, como debió iniciarse esta crónica enológica.

La Caravedo cuenta con ambientes inspirados a la época colonial. Foto: Giuliana Taipe. 

El recorrido lo inicia una ingeniosa glorieta cual museo de arte, exhibe las ocho uvas pisqueras utilizadas en la elaboración de cualquier pisco. Cada paso por la hacienda es una parada obligada para conocer más de su historia pisquera. Fue el historiador peruano Lorenzo Huerta quien había encontrado el contrato de compra y venta de La Caravedo, ubicado actualmente en las zonas Quilloay con fecha de 1684.

Sin embargo, antes que Roque Caravedo adquiriera la bodega mediante un contrato, 121 años atrás, la finca le perteneció a Francisco Sánchez Rebatta, el primer propietario. Tiempo después la historia es conocida: en el 2009 la marca Portón compraría la hacienda, “el ADN de la marca pisquera que produce hasta hoy”.

Un logotipo con mucho carácter

Frente a la alameda, una casa de color naranja pastel no puede pasar desapercibida ante la curiosidad de los excursionistas. Durante sus breves estadías en Ica, William Kallop, inversionista estadounidense de la marca, se hospeda en sus habitaciones con vista a las más de 20 hectáreas de viñedos y al antiguo portón de madera que aún sobrevive en la intemperie, de allí el nombre del producto. Lo curioso, remarca la guía, es que la casa se construyó a partir del dibujo de la etiqueta de Pisco Portón. Cosas de la vida.

Un vistazo a la planta moderna de la El El proceso de la destilería más antigua de América. Foto: Giuliana Taipe.

La destilería original, en cambio, está enclavada al otro lado. En ella se mantiene la destilación por gravedad para extraer delicadamente el espíritu de las uvas, mediante una madera usillo para presionar las uvas -en algunas temporadas se utiliza el método tradicional de pisar los frutos de la vid- que posteriormente es enviada gravedad a través de canales a una sección de grandes hornos que se calientan por encima de los alambiques de cobre dedicados al cuidado del medio ambiente.

El resultado se aprecia después de tres meses como mínimo, al dejarlo reposar antes de ser embotellado. En caso del Portón, se espera al menos un año. Pero así como La Caravedo es sinónimo de antigüedad, también lo es de modernidad, pues tiene en sus espacios una “destilería de última generación”. De eso se jacta su imponente estructura, los enormes tanques de hormigón que almacenan hasta 50 mil litros y los flamantes alambiques alemanes que rodean una sala de la planta. Tecnología de pura cepa, expresaríamos.

Después de tanta embriaguez sin resaca, tenga por seguro que querrá disfrutar cada copa de pisco como si fuese el último, como lo hace Johnny Schuler durante sus clases de cata y, quién sabe, cuando nadie lo ve libar unas gotas de nuestra bebida peruana.

Sala de brindis, ventas y sobre todo de una gran colección de premios y reconocimientos al pisco que se produce en la hacienda. Foto: Giuliana Taipe. 

Por fin, diría una vez más, al encontrar entre esos sabores y aromas, la razón por la cual el escritor Ernest Hemingway dejó sus daiquiris durante su corto viaje por nuestro país -grabando en Cabo Blanco (Piura) la escena de una película basada en su obra “El viejo y el mar”- para embriagarse de felicidad con los piscos sour que le ofrecían tres periodistas peruanos allá por 1956.

Antes de retirarse de esas tierras norteñas, el ganador de los Premio Nobel (1953) y Pulitzer (1954) recibiría como buen recuerdo de sus colegas un pisco quebranta. “Sobre la botella escribí: ‘Mientras lloren las uvas, yo beberé sus lágrimas’. Y debajo todos firmamos… Al día siguiente, lo primero que hizo al encontrarnos fue decirnos: ‘Ya bebí sus lágrimas’”, recordaba uno de los periodistas. Sin duda una anécdota para contarla con pisco en mano.

En Rumbo

Para visita en la hacienda La Caravedo y disfrutar de su variada gastronomía, tours pisqueros, póngase en contacto al teléfono : +511 711 7800 o enviando un correo al tours@lacaravedo.com.

La destilería se sitúa a la altura del kilómetro 241 de Panamericana Sur, fundo La Caravedo, en Ica.

Durante las visitas o eventos sociales se realizan espectáculos de marinera con caballos de paso. Foto: Giuliana Taipe.

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