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Cultura

¿Los incas tuvieron escritura? Los tocapus tienen la respuesta

La investigadora norteamericana Gail Silverman ha estudiado los motivos incas y q’eros en unkus y tocapus

José Antonio Vadillo

La antropóloga norteamericana Gail Silverman, quien ha estudiado el tema durante 50 años, demuestra que en las formas geométricas de sus tejidos los incas llevaron el quechua a un tipo de escritura.

¿Puede una vestimenta ser una escritura? ¿Existe acaso escritura quechua en los “tocapus” o motivos incas?

Durante medio siglo, la investigadora norteamericana Gail Silverman ha estudiado los motivos incas y q’eros en unkus y tocapus. Donde usted ve solo dibujos, ella ha descubierto cadenas de montañas, campos de cultivo, números pares, llamas, jaguares, maíces de colores, pronombres y verbos quechuas… el Tawantinsuyo.

“El tejido andino es la base para entender la escritura [de los incas]”, dice la estudiosa, quien ha vivido 23 años en el Cusco, de los cuales 14 ha convivido con tejedores y sus familias en las alturas cusqueñas de las comunidades q’eros.

A partir de ese largo y profundo trabajo de campo, la antropóloga ha podido recoger los nombres de la iconografía, conocer de la relación entre todas las comunidades y sus tejidos y, después, comparar qué aspectos de la iconografía cusqueña actual se relacionan con la iconografía inca. Síntesis de ese largo trabajo se presenta en su nuevo libro, Quillca. La escritura de los incas (Lima, Juan Gutemberg Editores, 2023), que es un material dirigido al público en general.

Gramática

Para este largo proceso de campo, la estudiosa no solo aprendió a hablar el quechua, sino que también aprendió la gramática que estudió en la Universidad de París VIII (Francia) con el quechuólogo Abdón Yaranga Valderrama.

MÁS RUMBOS:

Precisa que en el runasimi, las construcciones son muy distintas al español; los infinitivos, por ejemplo. “En quechua, todo se mueve alrededor del hablante”.

Y en el caso de los tocapus, “cada raíz, cada forma geométrica principal, como un rombo o un triángulo, tiene pequeños elementos gráficos atados que, a su vez, se relacionan o escriben con la gramática quechua”, agrega.

Así, por ejemplo, en uno de los tocapus incas ella estudió la cruz cuatripartita incluida en un rombo: es el sufijo inclusivo “ntin”, que significa “grupo de personas juntas”. Mientras que el rombo cuatripartito quiere decir “tahua”, “cuatro”. Así, el dibujo significa: cuatro regiones juntas. O Tawantinsuyo.

¿Pero esto es escritura, tal como la conocemos en Occidente?

La antropóloga recuerda que en el mundo hay tres sistemas de escritura. Sin embargo, hay un grupo de especialistas que solo reconoce a la escritura fonética, la alfabética (castellano, por ejemplo) y la silábica (japonesa), como escritura. Y no quiere reconocer a la pictografía y la ideografía como sistemas de escritura.

Sin embargo, el chino mandarín es el lenguaje escrito no fonético más reconocido y Silverman lo estudió para entender el origen de sus caracteres y sus representaciones geométricas.

Las reglas las aplicó a los tocapus incas que analizó y empezó en el 2002 este trabajo de decodificación en Michigan, Estados Unidos. Decodificó primero un vaso de madera inca “de cinco tocapus” y en la actualidad lleva una treintena de tocapus decodificados. Sin embargo, recuerda que no sabemos cuántos motivos existen porque no se cuenta con una base de datos de los tocapus incas.

En Quillca, un punto de partida es que el origen de todas las escrituras, incluido el español, empezaron con formas geométricas que encuentran en la naturaleza o abstracciones reales de animales o insectos. Entonces, en ese sentido, es lógico que también los incas hicieran lo mismo, empezar con su escritura con las formas geométricas.

Mundo agrícola

Se trata de un libro de divulgación para el cual Silverman se ciñó a la investigación de 17 motivos o tocapus, relacionados, por ejemplo, con los campos de cultivo (representados por un conjunto de triángulos).

Encuentra que en los tocapus hay cuatro temas. El primero es la agricultura: se describen tipos de parcelas, si es tierra “negra”, es para la gente en común; la tierra roja, para el Estado inca; también están representados las terrazas, los canales de irrigación, los surcos; incluso las semillas de maíz (que generalmente son rojas y blancas). Toda esa evidencia proviene de la iconografía de las comunidades Q’eros (provincia de Paucartambo, región Cusco).

Orgullo andino

Para Silverman, quien se doctoró en La Sorbona de París, lo más importante con su trabajo, a nivel local, es que las comunidades tradicionales andinas ya no tengan vergüenza de hablar su lengua. “Quiero que sus niños tengan acceso a mi trabajo y tengan el orgullo de decir ‘sí, nuestro quechua ha tenido escritura’”.

Su trabajo ha sido comentado por personalidades como el historiador Cristóbal Campana y el arqueólogo Federico Kauffmann Doig, y también en los círculos académicos de EE. UU. se mencionan sus logros con la escritura inca. Ahora, ella está abocada a una investigación sobre cómo esta escritura inca tuvo su origen en la cultura Chavín.

¿Y los quipus?

Los quipus son un sistema administrativo inca y preínca (se han encontrado quipus waris) donde algunos estudios consideran que está la escritura andina, quechua.

“He leído todos los trabajos al respecto, pero los quipus que conocemos y están inscritos en el data base de quipus de la Universidad de Harvard están descontextualizados. No sabemos verdaderamente si son incas o coloniales”.

Recuerda que muchos de estos quipus se encontraron atados a pequeños tejidos o figuras geométricas de metal, pero los investigadores de los quipus, al no entender, dejaron de lado estos tejidos.

Para la doctora, al contrario, son elementos claves: indican el tema del quipu.

“Entonces, el quipu está compuesto por formas geométricas, líneas horizontales y verticales, y los nudos, que podían ser torcidos a la derecha o izquierda, significando letras distintas, ‘z’, o ‘s’. Y los q’eros me han dicho de qué se trata porque hasta 1955 ellos han tenido un quipucamayoq”.

Guaman Poma

Otro aporte de Gail Silverman es sobre Nueva crónica y buen gobierno (1615), de Felipe Guaman Poma de Ayala. Ella ha demostrado la existencia de un tercer tipo de “texto” en este famoso manuscrito.

El primero es el texto en castellano, que el autor ayacuchano dirigió al rey de España. El segundo texto lo conforman todos los dibujos que hizo Guaman Poma. Y la contribución de la antropóloga estadounidense es dar con un texto escondido: al analizar los tocapus dibujados por Guaman Poma, ella se dio cuenta de que lo que “dicen” estos tejidos corrobora el texto que el autor dirigió en castellano al rey de España.

Datos:

Silverman ha publicado los libros El léxico gráfico del Cusco (1991), Chinchero pallay (1991), Ch’unchu pallay (1993) y El tejido andino. Un libro de sabiduría (1994), entre otros.

Ha vivido y trabajado con la comunidad Q’eros y pueblos quechuas de Chinchero, Paucartambo, Markapata, Cotabambas, Pisac, Calca, Pitumarka, Huancarani, Kauri y las alturas de Lares y Ampares.

La comunidad Q’eros es considerada “el último ayllu inca”. Ha sido reconocida por el Ministerio de Cultura como Patrimonio Cultural Vivo de la Nación.

Cifra:

12 libros ha publicado Silverman con sus investigaciones sobre los incas.

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