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La sobrepesca del tiburón y la discusión sobre los excesos en el mar

Los peruanos consumen tiburón sin saber. Hace unos cinco años atrás alertábamos sobre la sobrepesca de tiburón en el mar peruano, y a pesar de que finalmente el  Plan de Acción Nacional para la Conservación y ordenamiento de tiburones, rayas y especies afines en el Perú fue publicado a través del Decreto Supremo Nº 002-2014-PRODUCE hace ya cuatro años, y se prohibió  el desembarque de aletas sueltas de tiburón, la historia no parece haber cambiado en nada.  Aunque el consumo de tiburón no está prohibido en Perú, la sobrepesca estaría poniendo en riesgo a varias de estas especies como el tiburón martillo, el tiburón zorro y el tiburón diamante. Reproducimos este articulo ahora que la discusión vuelve a saltar sobre la mesa. 

Es un domingo cualquiera y en el altavoz de un supermercado se escucha: “Estimados clientes se les recuerda nuestras ofertas del día: tollo de leche a 10 soles el kilo…” Así en la vitrina se exhiben diferentes tipos de pescados y los carteles en los filetes indican algunas variedades: tollo azul, tollo diamante con sus respectivos precios. Pocos sospechan que lo que están comprando es en realidad tiburón.

Muchos tiburones son indebidamente comercializados como tollos por ejemplo: el tollo diamante es en realidad tiburón diamante Isurus oxyrinchus, el tollo azul es en realidad tiburón azul, Prionace glauca. “Se les llama comercialmente así quizás porque la palabra tiburón para el consumidor peruano genera aversión” dice Santiago de la Puente, investigador del Centro de Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Cayetano Heredia.

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Pero para que el consumidor peruano disfrute de un cebiche de tollo, un apanado de tollo o algún potaje que incluya tollo, se sacrifican delfines. Esa es la inferencia de la denuncia que hizo a través de imágenes la ONG Mundo Azul al difundir un video en el que se observa la cruel captura de un delfín para ser utilizado como parte de la carnada para tiburones y deslizar que esta es una práctica común en la flota pesquera dedicada a la captura de este escualo. La cifra: “Estimamos que entre 5 mil a 15 mil delfines”, declaró Stefan Austermühle, director de la mencionada organización.

Actualmente, el Perú tiene una normativa vigente y específica para la protección de algunas especies marinas. Sin embargo muchas de estas caen en saco roto debido a la escasa acción de las autoridades para el cumplimiento de la ley.

Cronología legislativa pesquera

El Artículo 2 de la Ley General de Pesca, Decreto Ley Nº 25977, establece que los recursos hidrobiológicos dentro del mar del Perú son patrimonio de la Nación y corresponde al Estado regular su manejo integral y explotación racional.

La ley N° 26585 de fecha 29 de marzo de 1996 declaró a las especies de mamíferos marinos conocidos como delfín oscuro o chancho marino, bufeo, delfín común, delfín rosado o bufeo colorado y bufeo negro, como especies legalmente protegidas, prohibiendo su extracción, procesamiento y comercialización.

La reglamentación de esta ley en su artículo 6º prohíbe acosar, hostilizar, herir, lesionar, de manera permanente o mutilar intencionalmente a cualquier ejemplar de cetáceo menor.

Las infracciones son sancionadas administrativamente con multa y decomiso y hasta 3 años de cárcel (no siendo pena efectiva). Dispone además que los ejemplares vivos de cetáceos menores encontrados atrapados en las redes destinadas a la pesca artesanal o industrial, deberán ser puestos en libertad.

A pesar de que la norma es clara respecto a la caza de delfines, no lo es para las más de quinientas embarcaciones artesanales dedicadas a la pesca de tiburón que la infringen a lo largo del litoral peruano y a espaldas de las autoridades que flaquean en el aspecto fiscalizador.

Respecto a la normativa que hay sobre la pesca de tiburón en el mar peruano, tan solo la Resolución Ministerial N° 209-2001-PE regula a 6 especies en aspectos de tallas mínimas de pesca. Las mismas que oscilan entre los 60 cm hasta el metro y medio. Por otro lado la cuota de pesca de ejemplares juveniles que es de 15 a 20 por ciento, como tolerancia máxima. El artículo 3 de la norma prohíbe la extracción, recepción, transporte, procesamiento y comercialización en tallas inferiores a las establecidas.

A pesar de ser igualmente un recurso frágil y de importancia para el ecosistema marino, y que existe una alerta mundial sobre su depredación; para el tiburón no hay vedas, no hay prohibiciones.  Hay tallas mínimas pero no se respetan. Definitivamente el tiburón no es tan carismático como lo es el delfín.

El predador depredado

Para la Bióloga marina y ex viceministra de pesquería, Patricia Majluf, la situación de la matanza de los delfines viene siendo la misma desde la década de los 80. “En ese momento el problema era el consumo humano y los reportes fluctuaban entre diez mil y quince mil. Ahora se estima algo parecido. Definitivamente hay mucho aprecio por los delfines y las escenas difundidas sobre su captura generan una oportunidad para abrir debate. Pero el tema aquí no es el delfín, sino el tiburón”.

A diferencia de otros países, en el Perú se come tiburón, no solamente se le pesca por el valor de su aleta en el mercado internacional. Luego del Fenómeno del Niño en la década de los ochenta, la pesca artesanal, cercana a la costa, fue severamente golpeada quedándose con poquísimos recursos.

“En los noventas – señala Santiago de la Puente, autor de una investigación sobre la cadena de valor del mar peruano – los embates del cambio climático y una pesca industrial perversa forzaron a la pesca artesanal a salir más lejos y a desarrollar una pesca de oportunidad. En este momento surge el auge del tiburón y la pota como fuente de extracción, generando una gran expectativa en los pescadores artesanales”.

El IMARPE promovió la pesca de tiburones como recurso subexplotado en el año 2004 – sentencia por su parte Austermühle- sin contar con datos poblacionales. Durante los últimos 9 años la pesca de tiburones en el país se permitió sin monitorear la población y sin levantar estadísticas adecuadas de desembarque, puntualizó. Por ello su organización ha solicitado al gobierno una veda inmediata de la pesca de este recurso para así detener la matanza de delfines. Petición que circula en los medios y las redes sociales.

“El Estado no va a proceder de forma inmediata con la veda, -asegura Patricia Majluf -, pues la reacción de los pescadores sería tremenda, además no existen datos precisos, con base científica de un gran depredación de los delfines a causa de la pesca de tiburón, son estimaciones, de hecho también se utilizan lobos marinos como carnada para cazar tiburones y estas matanzas quizás sean mayores que las de los delfines, y nadie dice nada. Se hace necesario cuantificar las poblaciones”

Esta opinión la respalda también el Centro para la Conservación Integral de los Ecosistemas Marinos del Pacífico Este: “Consideramos que proponer desordenadamente una moratoria de las especies que se reportan en el mar del Perú serían catastróficas para las comunidades de pescadores artesanales que dependen estacionalmente del recurso, además de provocar un impacto negativo sobre otras especies de valor comercial”

Nosotros nos basamos en veinte entrevistas grabadas de pescadores admitiendo haber participado en esta actividad, dos embarcaciones que acompañamos en las cuales se mataron delfines, una comunicación de radio donde una tercera embarcación admite matar delfines. Estamos conscientes que esto no es una base científica. Sin embargo estos indicios son mucho más en comparación a la nula información y data que presenta el Vice -Ministerio para contrastar nuestro estimado”, recalca Stefan. Sin embargo para el viceministro de pesquería, Paul Phumpiu, estas prácticas sobre la matanza de delfines serán investigadas hasta mediados del 2014.

Se ha propuesto un Plan de Acción Nacional para la Conservación y Ordenamiento de Tiburones, Rayas y Especies Afines en el Perú .Plan que lleva unos años en borrador y tras actualizaciones recién en setiembre pasado el Ministerio de la Producción aprobó su publicación para su discusión en su portal web.

Dicho documento consigna que la pesca artesanal del tiburón gira en torno a 35 especies de las cuales el tiburón azul, el tiburón diamante, el tiburón martillo y el tollo común representan más del 50% de las capturas y que las principales zonas de desembarque están en Paita, San José, Chimbote, en la zona central de Pucusana y en la zona sur de Ilo y Morro Sama.

Algunos datos de diversas organizaciones preocupadas por el ecosistema marino como Ecoceánica han llamado la atención al precisar que de las 58 especies en el Perú – el 11% de la biodiversidad mundial – 12 especies son altamente migratorias, 3 especies están en peligro de extinción, 13 son vulnerables. Además de señalar que 7000 toneladas de tiburón son desembarcadas al año y 146 toneladas de aletas de tiburón se exportan al año situando al Perú entre los 12 países principales que articulan el mercado comercial asiático respecto a este producto.

Acciones inmediatas como prohibir la producción y venta de arpones y la revisión de las embarcaciones por parte de las autoridades a su salida y retorno al mar, son algunas de las medidas a tomar pero no son suficientes. “Es necesario incrementar el presupuesto en fiscalización pesquera, refiere Santiago de la Puente, en cuanto al monitoreo solo se fiscaliza el desembarque, no se evalúan las prácticas a bordo, por lo tanto no se sabe de las capturas, si se captan tiburones juveniles o en estado de gestación ya que el desembarque es bajo la forma de ‘troncos’; es decir, eviscerados, sin cabeza, aletas y cola, lo cual subestima lo real.

“Creo que es un problema que va más allá de la protección de determinada especie, la gran discusión sobre los recursos hidrobiológicos es ¿porqué estos no se protegen ? – se pregunta Majluf- ¿Porqué la autoridad se resiste a aplicar los estándares respecto a las tallas mínimas? Los controles de desembarque son solamente para la pesca industrial, hay un descontrol de la pesca artesanal o en todo caso no se aplican bien, es que acaso el Estado le da mayor valor a la pesca industrial y no prevé lo que puede hacer la artesanal con los recursos . Es penoso pero no existe enfoque ecosistémico en la pesquería”.

Algo que no deja duda es que el problema existe y amerita de acciones. Instalar y promover vigilancia y fiscalización real y efectiva en los desembarques en puerto seguramente es el mejor papel que el Estado pueda realizar. Exhortamos al Gobierno Peruano y particularmente al Ministerio de la Producción, a los Gobiernos Regionales y a la Guardia Costera a que asuman sus competencias pues de nada sirven los estudios y planes de conservación si tanto los delfines como las distintas especies de tiburones no están regulados de acuerdo a un plan para su sostenibilidad posterior. De ello depende el futuro, del mar , del ecosistema, de la producción, de nosotros.

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