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Machupicchu revisitada: protocolos y nuevo turismo en la ciudadela inca

Después de casi ocho meses cerrado, el santuario de Machu Picchu reabrió sus puertas este domingo. En la ceremonia de apertura, la ciudadela se mostró colorida con diversas expresiones culturales de Perú para alentar el turismo en la región.

El mundo entero ha esperado con ansias. Por eso cuando se volvieron a abrir las puertas de la ciudadela inca en medio de la emergencia sanitaria por el covid-19,  675 turistas tuvieron el privilegio de ingresar y recargarse con la energía de una de las siete maravillas del mundo moderno enclavada en la provincia cusqueña de Urubamba. 

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Nacionales, venezolanos, colombianos y franceses, que esperaron todo este tiempo para poder visitar este símbolo icónico de nuestra cultura, debieron inscribirse vía web para conseguir un cupo y acceder al milenario sitio de manera gratuita.

Ante la creciente demanda, se acaba de anunciar que se amplia el plazo de ingreso gratuito hasta el 31 de diciembre. Este beneficio incluye a Machu Picchu y la red de museos y sitios arqueológicos de todo el país que administra el sector Cultura.

Destino seguro

“El Sello Safe Travels al destino Machu Picchu involucra el estricto cumplimiento de protocolos de bioseguridad desde el arribo de visitantes a la estación del tren de Aguas Calientes, así como en restaurantes, hospedajes, transporte al ingreso de la ciudadela de Machu Picchu y al interior del santuario histórico”, señaló la Ministra de Comercio Exterior y Turismo.  

En un afán de mantener el destino seguro y que el turismo en uno de los principales destinos sea reactivado se han adoptado una serie de protocolos de bioseguridad, como la medición de temperatura, la desinfección y el lavado de manos. Asimismo, es obligatorio el uso de mascarillas, incluso para las fotografías. El ingreso en grupos de 7 más un guía de turismo, metro y medio de distancia entre cada asistente.

La capacidad de ingreso a Machu Picchu será, por el momento, de 675 personas por día, es decir, un 30 % del total de aforo y solo se podrá optar por uno de los 4 circuitos establecidos.

Para acceder a la ciudadela todos los visitantes deben reservar su ingreso con anticipación vía web. Pero el ingreso no es lo único que ha variado. 

Viajar por la libre de Cusco a Machupicchu post cuarentena ya no es tan fácil. El paraderos Pavitos en el centro de la ciudad, sigue siendo el punto de partida. De allí parten los vehículos con dirección a la estación de trenes de Ollantaytambo en la provincia de Urubamba. El costo del pasaje oscila entre 10 y 15 soles por un recorrido de una hora y media. Pero por aquí no existe un estricto control sanitario de estos buses.

La manera más frecuente de llegar a Machupicchu es por el servicio ferroviario donde los pasajes en tren turístico van desde los 16 dólares ida o vuelta. El costo varía dependiendo del horario. El uso de tren local no está habilitado para los visitantes nacionales, cuyo precio del pasaje es de 10 soles. Solo lo pueden usar los pobladores de la zona.

En Ollantaytambo, hay que aprovechar el tiempo para visitar el Parque Arqueológico. Ingresar al atractivo turístico es gratuito. Está compuesto de andenes y construcciones incas.

Al embarcarse en el tren  el viajero debe firmar una declaración jurada en la que da cuenta de no tener ningún tipo de síntomas de la COVID-19. A causa de la pandemia, la capacidad de aforo de los vagones es del 50% en asientos intercalados para evitar en lo posible contactos entre pasajeros.

Una vez instalado en Machupicchu Pueblo, el turista debe reservar su pasaje para el bus que lo llevará hasta la puerta de la ciudadela inca. Los boletos de ida y vuelta tienen un valor de 19 soles para los cusqueños, 15 dólares para el turista nacional y 24 dólares en caso de visitantes extranjeros.

Turismo para ordenar 

Con la reapertura renacen las esperanzas en Cusco, la antigua capital del imperio inca, y en los pueblos del Valle Sagrado de los Incas, que son paso obligado hacia Machu Picchu y enfrentan una aguda crisis económica como secuela de la pandemia, pues el 70% de su gente vivía del turismo.

Lo señalado por Joaquin Randall, presidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes  es una radiografía de lo que pasa: La mitad de hoteles quebrados en Ollantaytambo,  “hoteles formales, que pagan impuestos y que están al día con el estado, han podido acceder a créditos del gobierno, pero no los numerosos alojamientos informales” 

La reapertura eleva las esperanzas de miles de personas que vendían artesanías, transportaban turistas o se ganaban la vida en otros oficios ligados al turismo.

 El jefe de Estado, Martín Vizcarra ha sostenido que la reanudación del sector turismo se hará de manera segura, responsable y sostenible. “El mensaje de hoy es que tenemos que volver a reactivar este sector tan importante, pero de una manera sostenible para que no tengamos que frenar y retroceder”, manifestó.

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